lunes, 5 de octubre de 2009

Nuestros actos y los ajenos

David Bronstein (1924-2006), brillante ajedrecista ucraniano y escritor, dice en “El torneo de ajedrez”, libro dedicado al torneo de candidatos de Zúrich, en el año 1953, en el cual participó y ocupó un honroso segundo lugar entre los 15 mejores del mundo:
“Es difícil ser objetivo al comentar las partidas propias. Las variantes que favorecen al comentarista siempre resultan interesantes –uno las analiza de muy buen grado y con cierta minuciosidad-, pero las variantes que favorecen al oponente no son por regla general muy claras. Habitualmente se busca (y suele encontrarse) justificación para los propios errores, mientras que los del adversario parecen naturales y, por lo tanto, no requieren explicación…”
Cosa parecida nos ocurre en la vida cuando nos comparamos con los demás. Nuestros errores son simples equivocaciones; los de nuestros congéneres son la consecuencia de la forma cómo ellos viven. A nosotros se nos “dañó” el matrimonio, a ellos los dejó la mujer. Los demás andan perdidos por el mundo; nosotros, simplemente confundidos. Los demás están arruinados; nosotros sólo pasamos por un mal momento.

domingo, 4 de octubre de 2009

"El match del siglo"

A los amigos del ajedrez, quiero recomendarles el libro “Fischer contra Spassky”, de Svetozar Gligoric.

Dedicado al “match del siglo”, como se denominó el encuentro de 1972 entre un Fischer ansioso de mostrar su calidad y un Spassky temeroso e inseguro de la carga que llevaba a sus espaldas, el libro comienza con una introducción de 12 páginas, en la que refiere los comienzos de la carrera de Fischer.

Según nos cuenta Gligoric, desde muy temprano su amigo asumió con la mayor fe la misión de convertirse en el mejor jugador del mundo. “Fischer ha tomado esta tarea más en serio que cualquier otra persona en la historia del ajedrez. Fue su hermana, que luego se casó y trasladó a California, la que le inició en las reglas del juego. Y desde la edad de los seis años, sólo ha pensado en el ajedrez. Después dejó la escuela, y luego abandonó el piso de su madre en Brooklyn, y más tarde dejó su casa de Los Ángeles y se convirtió en un vagabundo que vive en hoteles y deja atrás su equipaje. Pero no su ajedrez de viaje, hecho en madera. ‘Mire esas piezas, suaves y ligeras. No tienen aristas cortantes. Están maravillosamente talladas. Es el mejor juego que jamás he visto. ¡Tome, palpe este caballo!’”.

No fue fácil llegar a los acuerdos previos para definir una sede. “Fueron elegidas ocho localidades posibles, para ser sometidas a una consideración seria. Entonces llegó el primer movimiento sorprendente. El orden de preferencias soviético se limitaba a cuatro lugares: 1. Reyjiavik; 2. Ámsterdam; 3. Dortmund; 4. Paris.” El representante de Fischer propuso Belgrado y Sarajevo, en Europa, y Buenos Aires y Montreal, en América. Pero los soviéticos estuvieron en desacuerdo. “Aunque Reyjiavik no era una mala elección, (ciento veinticinco mil dólares, en lugar de los ciento cincuenta y dos mil ofrecidos por Belgrado), Fisher, en Nueva York, siguió su sagrada regla de no aceptar, por principio, las sugerencias de su rival. Cuando quedó claro que el desacuerdo tomaba el aspecto de un nudo gordiano, el doctor Euwe lo cortó al estilo de Alejandro Magno, y decidió dividir el encuentro en dos partes: doce partidas jugadas en Belgrado, y el resto, hasta un máximo de doce, en Reyjiavik.” (…) Ni Spassky ni Fischer habían demostrado ninguna consideración especial por los deseos de su rival. Fischer no había ocultado su aspiración de hacer atravesar el océano a su oponente (‘Los rusos juegan peor aquí’), ni Spassky su deseo de jugar muy al norte (‘Islandia me recuerda mucho al clima de mi Leningrado nativo’)”

Mientras las discusiones estaban estancadas, sin ningún avance, Belgrado canceló su oferta.
La poderosa Federación Soviética de Ajedrez amenazó con cancelar el encuentro y propuso uno nuevo entre Spassky y Petrosian. Cuando ya se daba por perdida la posibilidad de que el encuentro se celebrase, Fischer aceptó jugar en Reyjiavik.

La ceremonia de inauguración se celebró el primero de julio, en ausencia de Fisher; éste seguía en Nueva York exigiendo un 30% de los ingresos de las taquillas y de televisión, para ambos jugadores. Al día siguiente debería jugarse la primera partida. Pero Euwe, por aquel entonces presidente de la FIDE, postergó por dos días el comienzo. En este momento un banquero londinense elevó la oferta en 125.000 dólares; lo cual doblaba el premio, que ahora alcanzaba los 250.000 dólares.

Fischer llegó a Islandia el cuatro. Pero antes del sorteo de las piezas, Spassky dijo que Fischer debería pedir excusas por haber violado las reglas con su retraso. Petición que fue cumplida por Fisher, que leyó su carta ante las cámaras de la televisión estadounidense.

Mucho se había especulado antes del encuentro sobre el resultado. La mayoría de los maestros estaban a favor de Fischer. A éste no le preocupaba el “score” desfavorable con su rival. Cuando en alguna ocasión le hicieron observar que jamás había derrotado a Spassky, contestó:

-Tampoco lo había logrado Alekhine y se proclamó Campeón Mundial.

Pero Spassky no era un hueso fácil de roer. Al respecto, dice Gligoric:

“Spassky, observador excepcionalmente inteligente de las personas, es un rival astuto y peligroso. Recordemos, por ejemplo, cómo esperó que Larsen comenzase a jugar negligentemente en su encuentro en Malmoe. En cambio, Fisher, contra el mismo rival, el año pasado en Denver, siguió una línea recta, tratando de jugar mejor en general. Spassky ha derrotado a algunos por pura paciencia (Korchnoi, tras perder la final de los candidatos en 1968, dijo: ‘Spassky me ha enseñado a no empujar los peones demasiado lejos’; derrotó a Geller con ataques de mate, a Tal con un juego agresivo sin contar las pérdidas materiales (que es lo que hace Tal), a Petrosian (el más difícil) mediante una súbita explosión de energía en la última parte del encuentro, cuando Petrosian dejó de porfiar, creyendo que ya iba a ganar la lucha”.

A continuación, a cada partida le hace otra breve introducción, en la que nos cuenta los detalles del momento o de la víspera. Para la primera nos cuenta que la importancia que los diarios le están dando al evento en sus primeras páginas era más importante que a la misma Guerra de Vietnam, que en ese momento se libra en la península de Indochina. En realidad, aquellos eran los tiempos de la llamada ‘Guerra Fría’, que era la manera como la prensa denominaba a la posibilidad siempre abierta de una guerra entre las grandes potencias del momento: Rusia y Estados Unidos. Por dos meses la guerra se libró en el tablero; inclusive Richard Nixon, Presidente en ese momento de los Estados Unidos y Henry Kissinger, Consejero de Estado, tomaron parte activa en ella, animando a su compatriota que estaba tan remiso. En el preámbulo a la segunda partida nos cuenta que Fischer, molesto con las cámaras, dijo: “las cámaras o yo”. Pero esto ya estaba firmado en el contrato. “Las cámaras se quedaron, y también Bobby, pero en la habitación del hotel. Veinticinco minutos antes de la declaración de pérdida por incomparecencia, el señor Fox (el dueño de los derechos de televisión), desesperado, envió un mensaje por teléfono desde la sala de competición diciendo que las cámaras serían retiradas si Fischer aceptaba venir a jugar. Entonces el aspirante pidió también que se retrasase 35 minutos su reloj. Pero hay unas reglas de juego… Fischer perdió por incomparecencia al no presentarse a la primera hora de juego. De hecho no apareció. Permaneció encerrado en su habitación todo el día, con el teléfono desconectado.”

Pero cuando más oscuro de pone es que se aproxima el amanecer. Dos o tres días después comenzó el encuentro, cuyos resultados ya conocemos.

jueves, 1 de octubre de 2009

El ajedrez de hoy y el de ayer

El número de partidas de torneo y de encuentros individuales (matches) que un maestro jugaba en toda su carrera.
Hojeando el libro “Las grandes partidas de ajedrez de Emanuel Lasker”, escrito por el maestro argentino Valentín Fernández Coria, de la editorial Sopena, vemos que Lasker jugó algo más de 529 partidas, en 25 torneos y 23 matches individuales. (326 de torneo y 197 de matches individuales) en toda su carrera profesional, una carrera que fue larga: 44 años. Empezó por allá en el torneo de Londres de 1892 y la terminó en el año 36, con los torneos de Moscú y Nottingham. 529 partidas en 44 años, nos da en promedio 12 partidas por año; una por mes. Hoy un ajedrecista profesional puede jugar 100 partidas de torneo al año.
En el caso de Capablanca, según la enciclopedia Wikipedia, jugó 583 partidas, participó en 28 torneos y jugó ocho encuentros individuales, en cuarenta años de actividad ajedrecística.
En el caso de Alekhine, probablemente el jugador que con mayor pasión se haya dedicado al ajedrez, la página www.chessgames.com/ dice tener una base de datos que contiene 1908 partidas del “ruso errante”, como muchos también lo llamaron. Su carrera empezó en el torneo de San Petersburgo de 1909 y terminó en 1945 en el torneo de Cáceres. Disputó 34 encuentros individuales y participó en 88 torneos. Como puede verse, una actividad que triplica la de Capablanca.
Veamos el caso de jugadores de hoy.
La página www.chessgames.com/ tiene una base de datos de 3.407 partidas de Anatoly Karpov, jugadas entre 1961 y el 2009, 48 años de actividad, hasta hoy. De Víctor Korchnoi tiene una base de 4.285 jugadas, jugadas entre 1945 y 2009, 64 años de actividad, hasta hoy. Veamos otro más joven: Viswanathan Anand. Tiene 2353, jugadas en el período 1984-2009, 25 años de actividad. La página consultada dice que la base está incompleta; es decir que deben ser más partidas. En cuanto al número de torneos, Karpov debe haber jugado, hasta el día de hoy, más de 150 torneos.

Los asesores
Tengo la impresión de que ni Capablanca ni Alekhine tuvieron asesores; mucho menos Lasker. En cambio hoy muchos jugadores de la élite tienen su equipo de grandes maestros que les están preparando y analizando líneas para enfrentar sus encuentros.

Los premios.
Cuenta Rubén Fine que el premio que recibió en el torneo del Avro (1er puesto compartido con Paul Keres) fue de 500 dólares. Y nos cuenta también que: “en 1939, cuando el equipo de EE.UU. estaba programado para ir a Buenos Aires para defender su título en el torneo internacional [la olimpiada], se me pidió que jugara en el primer tablero. Los argentinos habían enviado un barco a Nueva York para los jugadores estadounidenses, y todos los gastos en Buenos Aires serían atendidos por ellos. Solicité un anticipo de $ 500 a la comisión estadounidense, encabezada por George Emlen Roosevelt, un acaudalado banquero de inversión, de la casa "Oyster Bay" Roosevelt. Cuando se rechazó la petición me negué a ir. Y el equipo americano no tomó parte en el torneo”.
En cambio la situación actual es muy diferente, aunque sigue estando por debajo de otros deportes como el tenis, el automovilismo o el futbol. Para el año entrante, el campeonato mundial entre Topalov y Anand, según la página de la Fide, repartirá un premio de un millón de euros.
Probablemente, entre los jugadores del pasado, el único que vivió con alguna comodidad económica fue Capablanca, que estaba subsidiado por el gobierno cubano. Los demás, con muy pocas excepciones, pasaron las de San Quintín.

El tamaño de las élites.
Cuenta Pachman que para el segundo torneo internacional de San Sebastián de 1912 estaba jugando toda la élite del momento. “Sólo faltaban el héroe del primer torneo, José Raúl Capablanca, así como el campeón mundial, Emanuel Lasker”. ¿Quiénes eran el resto? Veamos quiénes jugaban:

1. Akiba Rubinstein, ganador del torneo
2. Rudolf Spielmann
3. Aaron Nimzowish
4. Siegbert Tarrasch
5. Julius Perlis
6. Frank James Marshal
7. Oldrich Duras
8. Richard Teichmann
9. Carl Sclechter
10. Paul Leonhardt
11. Leó Forgács

Entre otras cosas, el primer premio era de 5.000 francos.
¿Quiénes faltaron? En esta época Alekhine apenas estaba surgiendo, lo mismo que Efim Bogoljubow. Otros eran: Henry Nelson Pillsbury, Geza Maroczy, Jacques Mieses, David Janowski y Milan Vidmar. En total, no superaban los 20.
¿Cuál es la élite de hoy? Si hacemos un cálculo rápido, debe haber por el orden de los 200 jugadores entre 2800 y 2.500 de Elo. Al momento de escribir esta artículo se juega en Ucrania, al más alto nivel, un match entre el número 29 del escalafón mundial (Nigel Short) y el 83 (Zahar Efimenko).

Internet y programas.
Sin lugar a dudas, uno de los deportes que más se ha visto beneficiado por el internet es el ajedrez. Hoy tenemos información, bases de datos, programas que juegan a mejor nivel que los ajedrecistas de carne y hueso, miles de páginas sobre el tema y clubes virtuales de ajedrez. En estos últimos, sin moverse de su casa, el jugador puede jugar por todo el mundo. ¿Cuándo se hubiera pensado esto en el pasado? Lo más parecido fueron los matches radiales, el más famoso fue entre la URSS y el resto del mundo.

Aplazamientos.
Una de las consecuencias de la existencia de los computadores en el ajedrez, pienso yo, es que la modalidad de aplazar partidas, que tanto se usó en el pasado, ha quedado en desuso. Si ya sabemos que hay programas que pueden analizar mejor una posición, ¿qué objeto tiene el aplazamiento? ¿Que los computadores hagan la tarea de los jugadores? Y otro tanto debe haber pasado con el ajedrez por correspondencia, otra víctima de la modernidad.

Las distancias.
En una biografía de Capablanca, del cubano Jorge Daubar nos cuenta que cuando aquél salió a jugar un torneo en Moscú tuvo que viajar con dos meses de anticipación. Claro que el tipo hizo sus paradas en Berlín y Paris, para dar simultáneas y ayudarse a financiar su viaje.
Hoy el gran maestro viaja de Madrid a Moscú en unas 20 horas.

Pasado o presente, el ajedrez nunca ha tenido tanto futuro como hoy.

lunes, 28 de septiembre de 2009

László Pólgar

Como ya lo he dicho en otras ocasiones, este blog atiende temas literarios y ajedrecísticos. En el día de hoy quiero decir unas breves palabras sobre László Pólgar, el padre de las famosas ajedrecistas Judith y Susan.
Es un pedagogo húngaro, convencido de que los “genios se hacen, no nacen”; una teoría que implica una gran fe en su profesión. Según él, la educación tradicional está diseñada para producir mediocres. Antes de tener mujer con la cual tener hijos, escribió el libro “Cómo Criar un genio”, en el cual exponía sus ideas y además proponía que si había alguna mujer, interesada en el tema, él estaba dispuesto a recibirla. La mujer apareció. Klara, una profesora húngara, residente en Ucrania.
Tuvieron la primera hija, Susan.
Aficionado al ajedrez, de mediana fuerza, Pólgar se decidió a enseñarle el juego, que entre otras cosas es probablemente el deporte más barato de practicar. El aficionado sólo necesita un tablero, unas piezas, un libro viejo, y ¡mucho tiempo! Pero tiempo es lo que nos sobra a los humanos… Al menos lo derrochamos como si no tuviera valor.
No conocemos detalles de cómo inició la preparación de la niña. Sabemos que además del ajedrez, le enseñó algunas lenguas, para que se pudiera desenvolver en sus giras por el mundo, y un poco de geografía húngara, para que supiera en dónde estaba parada. Lo que sí conocemos son sus resultados. A la edad de once años, la niña estaba en capacidad de jugar de igual a igual con los mejores maestros. Y como por lo general las mujeres han jugado a un nivel más bajo que el de los hombres, no sabemos por qué, él inscribió a Susan, y luego a otras dos que vinieron después, solamente en campeonatos para hombres.
De una línea parecida fue la rusa Vera Menchik, la primera ajedrecista del mundo durante la época de 1930, la época romántica del ajedrez; la época de Alekhine y Capablanca. Vera decidió aislarse de los campeonatos femeninos y jugar torneos sólo para hombres.
Después de Susan vino Sofía, que seguramente recibió una educación similar a la de su hermana. Pero sus resultados no fueron tan vistosos como los de su hermana mayor, aunque por supuesto ha sido una jugadora de primera clase.
Pero faltaba Judit. La única mujer de hoy y de toda la Historia que ha estado en la lista Elo, el ranking del ajedrez, entre ‘los' mejores 100 del mundo. Con ésta, el llamado “método Pólgar” quedó validado.

lunes, 21 de septiembre de 2009

No era tuerto sino bizco

Por lo que hemos sabido, “el tuerto” no era tuerto sino 'solamente' bizco. Y no era un hombre tan desconocido en las letras hispanas, como lo habíamos creído; de él dijo don Miguel de Unamuno en una entrevista en el año 1921: “Luis Carlos López es hoy por hoy el poeta más original de habla hispana”.
En un prólogo de Ramón de Zubiría a la edición de la obra de Luis Carlos López, del Círculo de Lectores, nos dice: “su vida –y esto sorprenderá a muchos- se caracterizó por el orden y el plácido discurrir familiar. Fue esposo y padre ejemplar…”

¿Cómo entender que un esposo y padre ejemplar, cuya vida haya discurrido plácidamente, tenga una visión tan escéptica de la vida y de sus congéneres? ¿Será que la poesía fue la manera que encontró este hombre para hacer soportable todo lo que veía? Porque ya fuera tuerto o bizco, sabemos que observaba bien y nos ha dejado unos cuadros que así lo demuestran. Como la señora del señor pudiente que tocaba mal el piano y hacía pensar al tuerto: “¿Pero por qué Mozart no fue albañil?” O aquel Casimiro, el campanero de la iglesia rural, que tenía una sobrina tan hermosa como casquivana, del que nos dice:

“…¡Y quién podrá decir que Casimiro
No apuró sorbo a sorbo, en un suspiro
Y otro suspiro, un cáliz de amargura,

Conociendo la lengua viperina
de las devotas! Conociendo al cura!
¡Y conociendo tanto a su sobrina!”

Terminemos con una verdadera muestra de escepticismo:

MISANTRÓPICA TARDE

Misantrópica Tarde campesina,
Sin sol. En el crepúsculo barcino,
Puesta como de canto
Sobre un techo pajizo,
llora una luna de latón…

El río,
Fonje y turbio, semeja
Dormitar.
Y los árboles torcidos
Desnudos y nudosos,
Seguramente sufren de artritismo.

Fosco silencio y aridez… Acaso
-torpe mancha movible- algún vampiro
Da tumbos y se aleja
Como un pasquín…

Y todo, en el fastidio
Del ambiente letal, sin una fresca
Pincelada de luz, me dice a gritos
Con hierático gesto
Y elocuente mudez: -¡Pégate un tiro!

domingo, 23 de agosto de 2009

La nostalgia y la música en Luis Carlos López

En casi todos sus poemas, Luis Carlos López (“el tuerto”) termina burlándose de lo que ha dicho o de él mismo; en todos, menos en uno: el que le dedica a Basilio, algún organillero de la Cartagena de comienzos del siglo XX. En nuestra opinión, este es uno de esos poemas que se escriben con el corazón en la mano. Por último, obsérvese cómo las palabras viejo y dejo, se alternan en las estrofas, y son las que le dan la música al poema.

A Basilio.

Tu organillo triste, tu organillo viejo,
Cuando a medianoche, bajo los balcones,
Gime dulcemente con amargo dejo,
De seguro arrulla muchos corazones

Tu organillo triste, de sentidos sones,
Que refresca el alma con su amargo dejo,
Mientras acaricia mis desilusiones,
Cuántas cosas dice tu organillo viejo…

Cuando a medianoche, bajo los balcones,
Gime tu organillo de dolientes sones,
Con plañir mimoso, con amargo dejo,

De seguro arrulla muchos corazones,
Mientras acaricia mis desilusiones
Tu organillo triste, tu organillo viejo

viernes, 31 de julio de 2009

Recomienzo

Después de casi tres meses de ausencia, esta página anuncia que quiere continuar apareciendo, aunque los seguidores y los lectores, si es que existen, no hayan manifestado acuerdos ni desacuerdos con lo que aquí se ha dicho.
Con menos pretenciones en esta ocasión, voy a comenzar mostrando algo de la obra del poeta colombiano Luis Carlos López; un hombre que con toda seguridad nunca se ufanó de ser poeta, pero que lo era de verdad. Su manera de ver el mundo, nostálgica, burlona y cariñosa, a un mismo tiempo, hace de él un un hombre muy singular. Veamos uno de sus sonetos.
Medio Ambiente
"Mi buen amigo el noble Juan de Dios, compañero
de mis alegres años de juventud, ayer
no era más que un artista genial, aventurero...
-Hoy vive en un poblacho con hijos y mujer.
...Y hoy es panzudo y calvo. Se quita ya el sombrero
delante de don Sabas y don Lucas... ¿Qué hacer?
La cuestión es asunto de catre y de puchero,
sin empeñar la "singer" que ayuda a mal comer...
Quimeras moceriles -mitad sueño y locura;
quimeras y qumeras de anhelos infinitos,
y que hoy -como las piedras tiradas al mar
Se han ido a pique oyendo las pláticas del cura,
junto con la consorte, la suegra y los niñitos...
¡Qué diablo!... Si estas cosas dan ganas de llorar."

martes, 26 de mayo de 2009

Para una justicia más justa

Dice Marguerite Yourcenar:

“En España, cerca de Tarragona, un día que visitaba una mina semi abandonada, un esclavo cuya larga vida había transcurrido casi por completo en los corredores subterráneos, se lanzó sobre mí armado de un cuchillo. Muy lógicamente, se vengaba en la persona del emperador de sus cuarenta y tres años de servidumbre. Lo desarmé fácilmente, y lo entregué a mi médico; su furor se calmó, y acabó convirtiéndose en lo que verdaderamente era: un ser no menos sensato que los demás, y más fiel que muchos. Aquel culpable, que la ley salvajemente aplicada hubiera mandado ejecutar de inmediato, se convirtió en un servidor útil. Casi todos los hombres se parecen a ese esclavo; viven demasiado sometidos, y sus largos períodos de embotamiento se ven interrumpidos por sublevaciones tan brutales como inútiles”. (Memorias de Adriano. Editorial Planeta, página 97)
La pregunta es ¿no sería conveniente pensar en formas más civilizadas de aplicar la justicia y dirimir los conflictos? ¿No habrá otras formas diferentes a la de manejar el miedo?
A nuestro conflicto colombiano ¿no será posible buscarle otra solución? Nos estamos gastando un 6% del PIB en una guerra que se alarga sin resolverse. Contamos con uno de los ejércitos más grandes del mundo, aunque somos un país pobre. ¿No estaremos engañados con nuestra percepción del problema? Invirtiendo en escuelas, salud, vivienda y empleo; distribuyendo más racionalmente la riqueza; atacando la corrupción y en fin creando un mejor ambiente social ¿no quedarían desarmados los que cometen toda clase de atropellos en nombre de la causa de los pobres? Pero, claro, es más lucrativo el negocio de la guerra. Les da mucho rédito a los políticos que la presentan como inevitable, y no resuelve ninguno de nuestros problemas estructurales. No resuelve nada, pero confunde, dando la impresión de resolver.

domingo, 24 de mayo de 2009

Boris Spasky a George Bush

Escrita a raíz de la detención de Robert (Bobby) Fischer en el Japón en el año 2004, esta carta es un ejemplo de amistad y solidaridad entre ajedrecistas. Rivales en la sala de juego; pero amigos fuera del tablero.
"Señor Presidente,
"En 1972 Bobby se convirtió en héroe nacional. Me vapuleó en el match de Reikiavik. La hegemonía soviética en ajedrez se colapsó. Un hombre contra todo un ejército. Poco después Fischer dejó de jugar. Repitió la triste historia de Paul Morphy. A los 21 años de edad, el legendario Paul había batido a los principales maestros europeos y se convirtió en el campeón extraoficial. Dejó de jugar y finalizó su trágica vida a la edad de 47 en New Orleáns en 1884.
En 1992, veinte años después de Reikiavik, hubo un milagro. Bobby resucitó y jugamos un match en Yugoslavia. Pero en aquel entonces había sanciones contra Yugoslavia; se prohibía a los ciudadanos estadounidenses cualquier clase de actividad en el territorio de Yugoslavia. Bobby violó las instrucciones del Departamento de Estado. Fue objeto de un pedido de arresto expedido el 15 de diciembre de 1992 por la Corte de Distrito de los EEUU. En cuanto a mí, como ciudadano francés desde 1978, no recibí ninguna sanción de mi gobierno.
"Desde el 13 de julio de 2004, Bobby ha estado detenido en el aeropuerto de Narita por infracciones inmigratorias. Los hechos subsiguientes han sido descritos por los medios.
"Está claro que la ley es la ley. Pero el caso de Fischer no es común. Soy un viejo amigo de Bobby desde 1960 cuando jugamos en Mar del Plata y compartimos los dos primeros puestos. Bobby es de una personalidad trágica. Lo comprendí en aquel entonces. El es un hombre honesto y de buena naturaleza. Absolutamente no social. No es adaptable a los estándares de vida de todo el mundo. Tiene un muy alto sentido de la justicia y no está dispuesto a aceptar compromisos ni con su propia conciencia ni con la gente a su alrededor. Es una persona que hace casi todo contra sí mismo.
"No me gustaría defender ni justificar a Bobby Fischer. Él es quien es. Solamente pido una cosa. Y es merced, caridad.
"Si por alguna razón eso es imposible, me gustaría solicitarle a Ud. lo siguiente: Por favor, corrija el error del presidente François Mitterrand en 1992.
"Bobby y yo cometimos el mismo crimen. Aplique sanciones también contra mí. Arrésteme. Y póngame en la misma celda de Bobby Fischer. Y proporciónenos un tablero de ajedrez."
Boris Spasky, 10º Campeón del mundo de ajedrez (agosto 7 de 2004)

viernes, 22 de mayo de 2009

Goethe habla sobre Werther.

“Es ésa una criatura que, como el pelícano, he alimentado con la sangre de mi corazón. Hay en él cantidad suficiente de vida interior, de mi propio pecho; hay sentimientos y pensamientos bastantes como para llenar una novela de diez tomos como el Werther. Por lo demás, como yo lo he dicho, no he vuelto a leer el libro, después de su publicación, más que una vez, y me guardaré muy bien de volver a hacerlo. ¡Es un libro lleno de materias explosivas! Me produce una sensación penosa y temo volver a ser presa del estado patológico que lo produjo.
“No me fue necesario extraer mi propia melancolía juvenil de los influjos de mi tiempo y de la lectura de algunos autores ingleses. Lo que produjo en mí el estado de ánimo en que se engendró el Werther fueron más bien acontecimientos personales que me afectaron íntimamente y que me proporcionaron muchos cuidados. ¡Había vivido, amado y sufrido mucho! Eso fue todo.” (Tomado de ‘Conversaciones con Goethe’, Eckermann)
Ya lo han dicho muchos: Goethe, en lugar de suicidarse por todo el dolor de ver que se casaba Carlota, escribió el Werther e hizo suicidar a éste. Hizo que su héroe corriera la suerte de la que él quería escapar. En este sentido se dice que la escritura es redentora. Y así como se redime el que escribe, le sucede lo mismo al que lee.
La pregunta que surge después de leer esas palabras de Goethe tan sentidas es: ¿por qué no quería volver a leer el libro? ¿Es que la herida no había cicatrizado del todo? ¿O será como dice don Antonio Machado que nuestro viejo libro nos evoca “ese copioso haz de flechas que no recordamos haber disparado y que han debido caérsenos por el camino”?

miércoles, 20 de mayo de 2009

El biberón de la cultura.

Decía Estanislao Zuleta en una entrevista:

“…entre nuestros amigos, y entre nosotros en general, hay muchos que se hacen ilusiones sobre las posibilidades que les podría abrir un viaje a Europa. Y se les olvida que ese viaje es como estudiantes, y la cultura no se toma como un tetero que le dan a uno en la posición de la pasividad. Lo que podría abrirles posibilidades sería, por ejemplo, que fundaran una publicación y lucharan por algo; combatieran y aportaran”.

Sobre ése tema de la educación la gente se engaña mucho. Hoy los vemos pagando gruesas sumas de dinero por los que llaman diplomados. Al tipo le arrancan una suma fantástica, que sólo pueden desembolsar unos pocos, y lo ponen a hacer tareas en una jornada intensa, sin respiro, para que se haga a la idea de que el asunto es en serio. Pasado un tiempo, al tipo ya se le ha olvidado lo que estudió, pero, bueno, en la sala de su casa tiene colgado su costoso diploma; y en cuanta hoja de vida pasa hace lo posible por resaltar su cursito, que por lo pronto tiene la gran ventaja de que los otros no lo tienen.

lunes, 18 de mayo de 2009

Víctor Korchnoi

Hay un jugador de ajedrez excepcional al que quiero dedicarle algunas palabras. Se trata de Víctor Korchnoi. Aunque no ha sido campeón mundial, se ha batido de tú a tú con todos los campeones, desde Botvinnik hasta Anand; pasando por Karpov, Kasparov, Spasky o Smislov, entre los vivos; o Fisher, Petrosian, Tal, entre los que hoy no nos acompañan. Pero lo excepcional no es esto. Lo excepcional es la edad a la que sigue jugando con la calidad de gran maestro, título que ostenta desde el año56. Emanuel Lasker y Vasily Smislov, ex campeones mundiales, estuvieron activos y jugaron torneos del más alto nivel hasta los 65 años, y fueron considerados hasta hace poco casos excepcionales de longevidad deportiva. Pero Korchnoi hoy tiene 78 años y promete seguir mucho tiempo más…

En una entrevista le preguntaron a qué le atribuía sus extraordinarias fuerzas, y el tipo respondió:

“Yo nací y crecí en Leningrado [hoy San Petersburgo], cuando las tropas alemanas sitiaban la ciudad. Mis parientes murieron, muchos de ellos a causa del hambre. Eso me hizo fuerte. Toda mi vida ha sido una lucha y un deber el superar las dificultades. Tal vez esa niñez tan dura me ayudó a superar el resto de las cosas que me han sobrevenido después.”

Una de las cosas que le sobrevino después fue su desacuerdo con el régimen soviético, del que tuvo huir en el año 76, mientras jugaba un torneo en Holanda, al aprovechar un descuido de sus vigilantes. Parece que se atrevió a dar alguna declaración favorable a Fischer, después de que éste le arrebatara el título de campeón mundial a Spassky, título que estaba en poder de los rusos desde el año 48, y esto le valió caer en desgracia con el régimen de Breznev. ¡Hasta ese punto habían llegado las cosas en la antigua Unión Soviética…!

viernes, 15 de mayo de 2009

El hijo del profesor Moncayo

En Colombia hemos batido un record como para la Historia Universal de la Infamia. ¡Secuestros de más de 11 años! El 21 de diciembre del año 1997, 300 guerrilleros atacaron por sorpresa a un grupo de militares que cuidaban unos equipos de comunicaciones, en lo alto del cerro Patascoy. Del total de los soldados que hacían el turno, 22 murieron en el ataque, 3 escaparon y 18 fueron secuestrados. De los 18, después fueron liberados 16.
De los dos que quedaron secuestrados, apenas supimos hace dos años que estaban vivos, cuando aparecieron sorpresivamente en unos videos enviados por la guerrilla con pruebas de supervivencia de las personas que tienen en su poder.
Uno piensa que el secuestrador retiene al secuestrado con el ánimo de ejercer presión sobre otro u otros, sea el gobierno o su familia, para que entreguen algún dinero o accedan a alguna petición. Es horrible, pero esa es su lógica. Pero si ésos otros ni siquiera saben que aquél está secuestrado, no queda claro cuál sea el objeto.
Uno de ellos es el cabo Moncayo. Cuando sus padres se enteraron de que su hijo estaba en esa condición, después de haberlo dado por muerto durante casi nueve años, optaron por salir a caminar desde su lejano Sandoná hasta Bogotá; algo más de mil kilómetros. En el desamparo en que se encontraban, ¿qué más hacían? Muchas personas se les sumaron por el camino. En Bogotá, se encontraron con un presidente pendenciero y paranoico, que les salió al encuentro en el parque de Bolívar, y les dejó claro que su gobierno no movería un dedo para liberar a su hijo. Desconsolado, su padre siguió hasta Venezuela, en busca del apoyo del presidente Chávez, que en otras ocasiones, por solicitud de nuestro gobierno, ha colaborado en estos trances. Después viajó a Europa y habló hasta con el Papa. Pero de poco le ha servido su peregrinar…, hasta ahora. Claro que si se hubiera quedado en su pueblo quejándose habría hecho menos…
Entretanto sus secuestradores se han decidido a entregarlo, probablemente analizando la ineficacia de su acción. ¿A cuenta de qué le han robado más de 11 años de vida? ¿Que hay guerrilleros presos? Si, los hay. Pero saben en dónde están, se pueden enfermar, sus familiares los pueden visitar, pueden recibir mensajes, etc.
Para su devolución, la guerrilla ha puesto sólo una condición: que la mediadora sea la senadora Piedad Córdoba, del partido liberal, que ya ha participado por solicitud de este mismo gobierno en otras liberaciones. Pero ahora, curiosamente, el gobierno se ha opuesto a su gestión, alegando que sería un punto político a favor de ella. Claro que el gobierno, negándose y haciéndose el duro, se gana el punto.
¡Libérenlo y déjenlo liberar, por Dios!

miércoles, 13 de mayo de 2009

Las marcas de la pobreza

Dice Konrad Lorenz:
“Pienso que en nuestros días los seres humanos de las grandes ciudades, que viven sin contacto suficiente con las bellezas de la naturaleza o del arte, sufren gravemente esta privación. Esto es tanto más serio cuanto que el sentido de la estética y la ética, de lo bello y lo bueno, son, en el fondo, una única y misma cosa. ¿Qué espectáculo ha de entusiasmar al infeliz habitante de la ciudad que ha crecido en los suburbios de una inmensa urbe sin haberse acercado nunca a la belleza y a la armonía, bajo cualquiera de sus formas, y cuyo entorno está hecho sólo de patios sombríos, estaciones de servicio, depósitos de basura y cementerios de coches? Naturalmente el dinero será la única cosa a la que le atribuirá valor” (prólogo a la “Enciclopedia Salvat de la fauna”).
Pienso en los compatriotas que nacen en un entorno hecho no sólo de patios sombríos, estaciones de servicio y demás, sino de toda clase de maleantes, atracadores, viciosos, prostitutas y toda la gama de la actividad delincuencial. Ya lo han dicho otros: el niño pobre, desde antes de nacer, está en desventaja frente a los demás.

martes, 12 de mayo de 2009

La fuerza del pensamiento

En el prólogo a su libro Teoría de Freud al final de su vida, nos dice Estanislao Zuleta, a propósito de las tribulaciones del pensamiento:

“El pensamiento no es la luz del alma, ni el ejercicio de alguna mirada neutral: es un trabajo que se lleva a cabo con todas las dificultades y posibilidades del cuerpo, tal como ha sido marcado, escrito por la serie de dramas que nos constituyen, tal como ha sido inscrito en el lenguaje, sometido a las normas, arrancado a la autonomía de lo biológico y arrojado a la historia”

Estanislao se reía de una escultura de Rodin, conocida como el pensador, representado por un hombre desnudo y sentado, haciendo al parecer una enorme fuerza para pensar. Que se sepa, así no brotan los pensamientos. Pensar es fundamentalmente trabajar.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cuando el destino dice no

Al referirse a la última campaña del emperador Trajano, dudosa y mal dirigida, que pretendía extender el imperio romano hasta el Asia, nos dice el Adriano de Marguerite Yourcenar:
“En aquel momento no dudaba todavía de la victoria, pero por primera vez lo abrumaba la inmensidad del mundo, la conciencia de su edad y los límites que nos encierran. Gruesas lágrimas rodaban por las arrugadas mejillas del hombre a quien se creía incapaz de llorar. El jefe que había llevado las águilas romanas hasta riberas hasta entonces inexploradas, comprendió que no se embarcaría jamás en aquel mar tan soñado; la India, la Bactriana, todo ese Oriente tenebroso del que se había embriagado a distancia, se reducirían para él a unos nombres y a unos ensueños. A la mañana siguiente, las malas noticias lo forzaron a retroceder. Cada vez que el destino me ha dicho no, he recordado aquellas lágrimas derramadas una noche en lejanas playas por un anciano que miraba por primera vez su vida cara a cara.” (Memorias de Adriano, editorial Planeta, pag. 75)
Cada vez que el destino nos dice no, tenemos que encauzar nuestra vida por otro rumbo. “Una vida, si es realizada, está hecha de muchas muertes”, decía Estanislao Zuleta. Pero en este caso del Emperador Trajano ya no se trata de buscar otro rumbo, pues la vida tiene sus límites, sino de aceptar que ya hicimos lo que pudimos.

sábado, 9 de mayo de 2009

La necesidad de la dificultad

Estanislao Zuleta se había leído toda la obra de Konrad Lorenz y la de los etólogos más importantes. Y con esa facilidad tan extraordinaria que tenía para relacionar la diversidad de temas que conocía, contaba que en un experimento que hizo un etólogo, juntaba gatos con perros adiestrados para no perseguir gatos, y éstos al no verse perseguidos por aquéllos optaban por morderles la cola, obligándolos a adoptar su condición de perseguidores. No toleraban aquel paraíso de perros mansos. Y que lo mismo les había ocurrido a unos estudiantes de Zúrich, con uno de los niveles de vida más altos del mundo. Con toda clase de seguridades sociales y protecciones del Estado, estos estudiantes habían hecho una huelga, con pedreas e incendios por un motivo bien novedoso: porque no les faltaba nada. Esa cómoda e insípida existencia los tenía hastiados. “¿Ves? –Decía- ¡Tuvieron que morderle la cola al perro!”
Se cuenta también de un parque natural de los Estados Unidos donde con intenciones de preservar los venados acabaron con los lobos. Con el tiempo se pudo observar que a la población de venados la estaba diezmando una serie de enfermedades nuevas. Hacían falta los lobos.
Ya lo dijo Anacarsis: “es menester sufrir para sufrir menos”.

viernes, 8 de mayo de 2009

La mata que mata.

Aquí en Colombia trasmiten una cuña radial en la que un niño nos dice algo así como: “¡cuidado con la mata que mata! ¡No trafiques con la mata que mata!” De sólo oírla, me produce un revolcón en los intestinos tan grande que salgo corriendo y le bajo el volumen al radio. Como seguramente hay muchas personas que no la han oído, o la han oído y no le han prestado atención; y muchos que son de otros lugares, voy a explicarles cuál es la mata que mata: es el árbol de la coca.

Antes de la década del 70, cuando empezó el comercio de la cocaína, producto que se extrae de sus hojas, la mata que mata no había matado a nadie. Y ya llevaba miles de años evolucionando en este planeta. Los antiguos habitantes de lo que hoy son Perú, Ecuador y Bolivia, principalmente, usaban a diario una mezcla de cal y de sus hojas maceradas, que les ayudaba a soportar sus largas jornadas de trabajo.

La mata que mata (nuestro presidente las llama ‘matas de droga’) empezó a matar cuando se conformaron los primeros carteles en Medellín, muy lejos de donde usualmente se había cultivado. La corrupción en que hemos vivido hizo posible este fenómeno, de un país que no la producía pero que la comerciaba. Y después, para colmo de males, también empezamos a producirla. Y los carteles, dueños del negocio, se han instalado en la vida colombiana y hasta en nuestra forma de pensar; y de gobernar: en este momento tenemos algo así como 70 congresistas enredados con la justicia.

Finalmente, había un profesor de agronomía al que le ofendía la palabra ‘mata’ y decía: “¿Matas? ¡Ésas son las que siembra su mamá en su casa! ¡Aquí estudiamos plantas!”

No nos hagamos más los pendejos: no hay matas que matan. ¡Los que matan son los carteles! ¡Y lo que favorece esos carteles es la corrupción!

miércoles, 6 de mayo de 2009

"De todas las criaturas, el hombre": Sófocles

Dice el Adriano de Marguerite Yourcenar:

“No desprecio a los hombres... Los sé vanos, ignorantes, ávidos, inquietos, capaces de cualquier cosa para triunfar, para hacerse valer, incluso ante sus propios ojos, o simplemente para evitar sufrir. Lo sé: soy como ellos, al menos por momentos, o hubiera podido serlo. Entre el prójimo y yo las diferencias que percibo son demasiado desdeñables para que cuenten en la suma final. Me esfuerzo pues para que mi actitud esté tan lejos de la fría superioridad del filósofo como de la arrogancia del César. Los hombres más opacos emiten algún resplandor: este asesino toca bien la flauta, este contramaestre que desgarra a latigazos la espalda de los esclavos es quizá un buen hijo; ese idiota compartirá conmigo su último mendrugo. Y pocos hay que no puedan enseñarnos alguna cosa…” (Memorias de Adriano, pág. 40. Editorial Planeta)

Este párrafo, además de estar bellamente escrito, está lleno de sabiduría. Eso somos los seres humanos, seres parcializados; capaces de lo mejor y de lo peor. Por esa gama tan variada de virtudes y defectos, es que tenemos algún interés. Es tanto el contraste de nuestra condición, que en una iglesia podemos encontrar feligreses peligrosos, desconfiables; que pueden llevar lejos su fanatismo. Y en el peor patio de una cárcel podemos encontrar solidaridad y apoyo. Esa actitud de Adriano frente a los hombres, que supone la señora Yourcenar, se llama comprensión, e implica conocer y aceptar; todo lo contrario del fenómeno muy colombiano de la intolerancia.

lunes, 4 de mayo de 2009

Los que pueden recibir.

En "Relato De Mi Vida", un libro que recomiendo a ojo cerrado, cuando habla del influjo espiritual y estilístico de Nietzsche en su obra, nos dice Thomas Mann:
"Goethe dijo que para ser algo es preciso ser algo. Pero incluso para poder aprender algo, en el sentido elevado de esta palabra, se necesita ya ser algo”
Del que promete llegar lejos en algún terreno, entre nosotros se dice que tiene madera. Es decir, que hay una base que se puede pulir y trabajar. En el ajedrez, por ejemplo, Mijail Botvinnik tuvo en Moscú una escuela en la que recibía “promesas”. De ésas hay dos muy conocidas: Kasparov y Karpov, los dos K, como se les llama en la prensa, dos de los ajedrecistas más importantes de todos los tiempos, que no tienen nada que envidiarles a los grandes del pasado. Cuando Kasparov sólo tenía sólo 11 años, había dicho Botvinnik: “en las manos de este joven está el futuro del ajedrez”.

sábado, 2 de mayo de 2009

Los que fracasan al triunfar

Hace poco escribí para la página http://www.ajedrez32.com/ una serie de artículos sobre el campeonato mundial de ajedrez disputado en Buenos Aires entre el cubano José Raúl Capablanca y el ruso-francés Alexander Alekhine en el año 1927. Se trató de un encuentro mítico, comparable solamente con el que sostuvieron después Bobby Fischer y Boris Spaskky en Reikiavik.

Capablanca, después de haber hecho una carrera fulgurante en su propia Cuba, que había sido considerada como La Meca del ajedrez de estas latitudes, donde a comienzos del siglo XX se habían jugado encuentros internacionales de primera categoría; seguir en los Estados Unidos, donde prácticamente lo habían adoptado como otro de los suyos; pasar luego a Europa, ganar el famoso torneo de San Sebastián 1911, un honroso segundo puesto en San Petersburgo 1914, un primer puesto en Hastings 1919; convertirse en el retador indiscutible de Emanuel Lasker, y vencerlo en el encuentro de La Habana en 1921; en fin, después de un ascenso desconocido hasta entonces, gana el campeonato mundial, y llega a decirse entre la opinión que es una máquina, que el ajedrez en sus manos se ha agotado, y él también llega a creerlo. Y tiene argumentos para ello: en San Sebastián había perdido una partida contra el polaco Akiba Rubinstein y volvió a perder otra contra Ricardo Reti, en el torneo de Nueva York de 1924. ¡Trece años sin perder!

A diferencia de hoy, en aquellos días no se seleccionaba el retador en los torneos que llamamos de candidatos. El que estuviera interesado, tenía que demostrar méritos… ¡y dinero! Lasker pedía 8 mil dólares de la época al que quisiera retarlo. Capablanca subió la suma a 10 mil y les puso muchas trabas a los aspirantes. Finalmente no pudo oponerse a las pretensiones del ruso-francés Alexander Alekhine, un hombre que dijo: "alguna vez los hombres tuvieron que ser semidioses; si no, no hubieran inventado el ajedrez". Gran estudioso del juego, Alekhine venía en ascenso y se había tomado la molestia de estudiar el estilo de Capablanca, y le había encontrado sus debilidades.

La opinión general sostenía que en Buenos Aires Capablanca exterminaría a Alekhine. Sin embargo, en Europa, Lasker y Reti lo pusieron en duda. En el transcurso del torneo, mientras Alekhine entrenaba todos los días en su hotel, juiciosamente, Capablanca parece que antes de empezar el encuentro ya había encontrado novia, y las noches que no pasaba con ella las pasaba jugando cartas, billar y dominó, en el olvido casi total del ajedrez. El resto es conocido: Capablanca perdió 6 partidas, ganó 3 y entabló 25.

Cabe la pregunta: después de toda la lucha que dio para ganar el título, ¿por qué lo entregó tan fácilmente? Algunos han dicho que fue por su temperamento latino. ¿Pero con ese mismo temperamento no ganó, pues, el título y los torneos que lo hicieron merecedor de disputarlo? En alguna parte de su obra habla Freud de ‘los que fracasan al triunfar’, y cita el caso de Macbeth y su ambiciosa esposa, que se apoderaron del reino de Escocia, después de asesinar al rey, y después los mató a ellos el remordimiento. Este parece haber sido el caso de nuestro amigo, cuyo ocaso empezó al año siguiente de haber ganado el título.

viernes, 1 de mayo de 2009

La voluntad de la novela

Thomas Mann: Conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939:

“La subestimación de una empresa es una experiencia recurrente que tal vez no sólo me afecte a mí. Durante el proceso de su concepción, un trabajo suele presentársenos bajo una luz inocua, sencilla y práctica. No parece exigir excesivo esfuerzo, y su ejecución parece simple. Si fuera posible representarse de antemano todas las posibilidades y dificultades de una obra, si uno conociera la voluntad de ésta, a menudo muy distinta de la del autor, probablemente renunciaríamos y no tendríamos siquiera el valor de comenzar. Una obra tiene en muchos casos sus propias ambiciones, que pueden sobrepasar con mucho las del propio autor, lo que no está mal. Porque la ambición no debe ser la de una persona, el autor no debe anteponerse a la obra, sino que la obra debe extraerla de sí misma y forzarse. De este modo, creo, han surgido las grandes obras, y no del afán previo de crear una.”

Dice Thomas Mann: “si conociéramos la voluntad de la obra”, podríamos prever muchas cosas.

Dostoievski, con otras palabras, decía: “cuando la novela empieza, el autor debe callarse”; debe dejar que la novela siga su rumbo, independientemente de los planes o proyectos previos del autor.Todo lo vemos fácil, en un comienzo. Pero cabe la pregunta: ¿qué tal que no fuera así? Ya vimos en la nota sobre Memorias de Adriano todas las peripecias por las que pasó Margarite Yourcenar, que empezó a escribir su libro en el año 24 y sólo “oyó” la voz de Adriano en el año 34.

miércoles, 29 de abril de 2009

Dijo Kafka

"Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando."

Andamos tan perdidos como aquel que se encontró al frente de su casa, con las llaves en la mano, y le entró la duda de si estaba llegando o saliendo.

domingo, 26 de abril de 2009

Balzac, según Somerset Maugham

A Somerset Maugham, escritor inglés, la revista Redbook le propuso que hiciera una lista con las que él consideraba las diez mejores novelas de la historia. Esta es:

1. Henry Fielding y Tom Jones
2. Jane Austen y Orgullo y prejuicio
3. Sthendal y Rojo y negro
4. Balzac y Papá Goriot
5. Charles Dickens y David Copperfield
6. Flaubert y Madame Bovary
7. Herman Melville y Moby Dick
8. Emily Brontë y Cumbres borrascosas
9. Dostoievski y Los hermanos Karamasov
10. Tolstoi y La guerra y la paz

Tiempo después, extendiéndose sobre el mismo tema, publicó un buen libro (Diez novelas y sus autores) en el que hace una breve biografía de cada autor y un comentario extenso sobre la obra. He aquí unos de sus apartes que dan alguna idea de quién era Balzac, ese hombre que a pesar de haber muerto a los 51 años nos dejó una extensa obra:

“Balzac nunca escribió una novela con la grandeza épica de ‘La Guerra y La Paz’, ni una con el poder sombrío y estremecedor de ‘Los hermanos Karamasov’, ni una con el encanto y distinción de ‘Orgullo y prejuicio’; su grandeza no reside en una obra individual, sino en la masa formidable de su producción.“El campo de Balzac era la totalidad de la vida de su época, y su alcance era tan extenso como las fronteras de su país. Su conocimiento de los hombres, habido no importa cómo, era excepcional…”

jueves, 23 de abril de 2009

Memorias de Adriano

Dice Marguerite Yourcenar que concibió y escribió un primer borrador de su libro entre 1924 y 1929, que ‘merecidamente’ después lo destruyó.

Hacia el 27, encontró una frase en la correspondencia de Flaubert, que fue como el leifmotiv para su obra: “Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre”. Entre el 34 y el 37 retomó y abandonó el proyecto muchas veces. En los diálogos que escribía, no sentía la voz de Adriano. Solamente una frase del 34 le hizo comprender que había encontrado ‘el punto de vista del libro’: “empiezo a percibir el perfil de mi muerte”. Ahí sí oyó la voz de Adriano. Pero estaba temprano: ‘hay libros a los que no hay que atreverse hasta haber cumplido los cuarenta años… Me hicieron falta esos años para aprender a calcular exactamente las distancias entre el emperador y yo’.

En el 39 dejó sus papeles en Suiza y fue para los Estados Unidos.

“En diciembre de 1948 recibí de Suiza, donde había dejado durante la guerra, una maleta de papeles familiares y cartas de más de 10 años de antigüedad. Me senté junto al fuego para acabar con esa especie de horrible inventario de cosas muertas; me pasé varias noches en soledad, ocupada en eso. Deshacía atados de cartas; releía, antes de destruirlo, ese montón de correspondencia con personas olvidadas y que me habían olvidado, algunas vivas, otras muertas. Algunos de esos papeles databan de una generación anterior a la mía; los nombres mismos no me decían nada. Arrojaba mecánicamente al fuego ese intercambio de frases muertas con Marías, Franciscos y Pablos desaparecidos. Desplegué cuatro o cinco hojas dactilografiadas; el papel estaba amarillento. Leí el encabezamiento: “Querido Marco…” ¿De qué amigo, de qué amante, de qué pariente lejano se trataba? No advertí de inmediato a quién se refería el nombre. Al cabo de algunos instantes, recordé de pronto que ese Marco no era otro que Marco Aurelio, y supe que tenía en mis manos un fragmento del manuscrito perdido. Desde ese momento, me propuse reescribir el libro costara lo que costare”.

Para los que todavía no lo han leído, Memorias de Adriano se trata de una carta imaginaria que le envía el emperador Adriano, cuando ya presiente la muerte, a Marco Aurelio Antonino, al que ha hecho educar como a su sucesor. El libro se publicó en Francia en 1951. Y para fortuna de los que hablamos el castellano, tenemos la muy buena traducción de Julio Cortázar.

miércoles, 22 de abril de 2009

El mejor aprendizaje

A propósito de la importancia de los libros, nos dice el español Federico de Onís:
“nada aprende mejor el hombre que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y asimilación; y si los maestros sirven de guías y orientadores, las fuentes perennes del conocimiento están en los libros.”
Y sobre el mismo tema, dijo Alfonso V, el magnánimo, Rey de Aragón:
“Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer”.

sábado, 18 de abril de 2009

La hospitalidad que hemos perdido

Dice Konrad Lorenz:

“Todos nosotros, que vivimos en países cultos densamente poblados y hasta en grandes ciudades, ya ni sabemos qué tan carentes estamos de un general, afable y cálido amor al prójimo. Hay que haber llegado como huésped no invitado a una casa, en un país escasamente poblado, donde varios kilómetros de malas calles separan a los vecinos entre sí, para poder evaluar qué tan hospitalario y amablemente sociable es el ser humano cuando su capacidad para el contacto social no está constantemente sobre exigida”.

En esas comunidades que menospreciamos porque no tienen las avenidas atestadas de automóviles ni grandes centros comerciales, símbolos del progreso, existe aún el interés por el que llega de otra parte y la preocupación por los demás. Ese par de ‘detalles’. Nuestra capacidad para el contacto social, como dice Lorenz, está tan sobre-exigida, que sin saber siquiera quiénes son nuestros vecinos, toda nuestra atención la volcamos sobre las novedades de la farándula o sobre el amor a una mascota. Hoy sabemos más de los bostezos de Shakira que de las angustias de nuestros seres queridos. Y respecto de las mascotas, este servidor cree que el amor que se les tenga es directamente proporcional a la indiferencia que sentimos por nuestros congéneres.

viernes, 17 de abril de 2009

Para una seguidora de este blog

A través de estas páginas quiero compartir con mis lectores la inmensa alegría que sentí cuando entrevistaron por la w radio a mi hija Milena Arango, a raíz del estreno de la película “The informers”, en la cual ella actúa. No sé qué tan buena sea la película ni qué tan importante sea su papel; lo que cuenta es que ya se le ha abierto un panorama, que ha buscado con todas las fuerzas de su poderoso y ambicioso espíritu. “El buen jugador tiene suerte”, dijo el legendario José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez en el año 1927.
El enlace para oír la entrevista es:

Detalles de La Montaña Mágica

“Hacía aproximadamente diez días que había llegado cuando contraje, a causa del frío y de la humedad reinantes en el balcón, un catarro de las vías respiratorias superiores. El director, que, como pueden imaginarse, se parece en ciertos detalles externos a mi consejero Behrens, golpeó mi pecho y constató con extraordinaria celeridad cierta amortiguación, como suele denominarse, un punto enfermo en mi pulmón que, de haber sido yo Hans Castorp, tal vez habría dado a mi vida un rumbo enteramente distinto. El médico me aseguró que sería sensato que permaneciera allá arriba durante medio año sometiéndome a una cura y, de haber seguido su consejo, ¿quién sabe?, tal vez ahora seguiría allí. Pero preferí escribir La Montaña Mágica haciendo uso de las impresiones que acumulé durante las breves tres semanas que permanecí allí y que bastaron para darme una idea de los peligros que entraña tal ambiente para los jóvenes ~y la tuberculosis es una enfermedad de jóvenes. El mundo de enfermos que se respiraba allá arriba es de una cerrazón tal y posee la fuerza envolvente que seguramente habrán experimentado ustedes al leer mi novela. Se trata de una especie de sucedáneo de la vida que logra, en poco tiempo, enajenar al joven y alejarlo completamente de la vida real y activa. Todo es, o era, suntuoso allá arriba, también la noción de tiempo.”
Conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939.
Thomas Mann no se sometió a ninguna cura, cosa que de seguro le tentó. Se regresó a su casa y se dedicó a escribir ‘La Montaña Mágica’, trabajo que le demandó 7 u 8 años. “Como tantos otros artistas, hizo sufrir a sus personajes el destino del que escapaba escribiendo sus obras; como Goethe que en lugar de suicidarse después de que se hizo inminente el matrimonio de Carlota Kestner escribió ‘Las tribulaciones del joven Werther’ e hizo suicidar a éste” (Estanislao Zuleta).

jueves, 16 de abril de 2009

La dificultad de ser libre

Dijo el poeta español Marcos Ana, apresado por el régimen franquista:

"Al recobrar la libertad, mi choque con la vida fue lo más tremendo. Muchas veces, inclusive hoy mismo, la gente me pregunta qué fue lo más duro para mí: los veintitrés años de prisión, la condena a muerte, la tortura, la separación de la familia... Yo respondía y respondo siempre con lo más inesperado: Lo más difícil fue la libertad".
Estar veintitrés años preso, desde tan temprana edad (16 años), debe agotar la vida de tal manera que cuando se cumpla la condena estamos incapacitados para vivir. Pero ya sabemos que el animal humano, es el más hábil de todos para adaptarse a las más diversas situaciones y todo lo puede soportar. Inclusive puede decirse que su hábitat es más extenso que el de las demás criaturas que vivimos en este planeta; puede ser toda la gama que va desde el infortunio hasta la prosperidad, en cualquier latitud o altitud.

miércoles, 15 de abril de 2009

Soledad y creación

A propósito de la importancia de la soledad para el creador, le dice Rilke al joven poeta Kappus, en su carta séptima:

“No debe dejarse desviar en su soledad porque haya en usted algo que ansíe evadirse de ella. Precisamente este deseo, si usted sabe aprovecharlo con serenidad y dominio, sirviéndose de él como de un instrumento, le ayudará a ensanchar su soledad en dilatado campo. La gente, valiéndose de criterios convencionales, lo tiene todo resuelto, inclinándose siempre hacia lo más fácil, y buscando aún el lado más fácil de lo fácil. Pero está claro que nuestro deber es atenernos a lo que es arduo y difícil. Todo cuanto vive se atiene a ello. Todo en la naturaleza crece y lucha a su manera y constituye por sí mismo algo propio, procurando serlo a toda costa y en contra de todo lo que se le oponga. Poca cosa sabemos. Pero que siempre debemos atenernos a lo difícil es una certeza que nunca nos abandonará. Es bueno estar solo, porque también la soledad resulta difícil. Y el que algo sea difícil debe ser para nosotros un motivo más para hacerlo”.

A propósito de soledades, se cuenta que cuando Marcel Proust se decidió a escribir su obra (En busca del tiempo perdido) se aisló de tal manera que mandó a cerrar las ventanas de la casa con tablas de madera. Ya había observado bastante los salones de Paris y ahora se trataba de recrearlos.

domingo, 12 de abril de 2009

¡Mirar para adentro!

Le dice Rilke a Franz Kappus, en una de sus cartas:

“Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.

“Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil: en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.”

Mejor dicho, escribe, si te es necesario; sin esperar premios; atendiendo solamente a esa necesidad. Pero si no te es necesario analiza otras posibilidades. Ese examen te enriquecerá. No está por demás mirar un poco hacia adentro. Eso es lo que hacen los escritores por nosotros.

Los interesados en este tema pueden leer las diez cartas de Rilke en el siguiente enlace:

martes, 7 de abril de 2009

Lo que no tiene precio

A propósito de una oferta de compra de las tierras ocupadas por los pieles rojas, en 1854, el jefe indio Noah Sealth, le dice en carta al ‘gran jefe blanco de Washington’ en uno de sus apartes:

“Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada brillante hoja de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el zumbido de cada insecto, es sagrado en la memoria y en el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los arboles lleva consigo la memoria de los pieles rojas… El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre”.

¿Esto se puede comprar o vender? Se pregunta extrañado el jefe piel roja. ¿Qué tal que hoy viviera entre nosotros? Quedaría aterrado de ver que ya compramos “cristal, el agua de vida” y que no está lejos el día en que compremos el aire.

domingo, 5 de abril de 2009

Más sobre regionalismo y Xenofobia

Dice George Steiner: (citado por Savater)
“Los árboles tienen raíces; los hombres y las mujeres, piernas. Y con ellas cruzan la barrera de la estulticia, delimitada con alambradas, que son las fronteras; con ellas visitan y en ellas habitan entre el resto de la humanidad en calidad de invitados. Hay un personaje fundamental en las leyendas, numerosas en la Biblia, pero también en la mitología griega y en otras mitologías: el extranjero en la puerta, el visitante que llama al atardecer tras su viaje. En las fábulas, esta llamada es a menudo la de un dios oculto o un emisario divino que pone a prueba nuestra hospitalidad.”
Podría agregarse: así era en los pasajes de la Biblia y de la antigüedad griega, pero hoy en día el extranjero es un enemigo. Aquí en Colombia, por ejemplo, hace unos años los actores de televisión salieron con una propuesta fastidiosamente xenofóbica: que no se contratara a actores extranjeros.

sábado, 4 de abril de 2009

La razón de la sinrazón

A propósito de Tales de Mileto, le escribe Anaxímenes a Pitágoras: (Tomado del libro 'Vida de los filosofos griegos más ilustres')

“Tales en su vejez partió con poca felicidad. Saliendo como solía al zaguán de su casa por la madrugada, acompañado de una criada, a fin de observar los astros, no acordándose del estado del terreno, mientras miraba los cielos atentamente, se precipitó en un hoyo. Este fin tuvo este astrólogo”.

Pero en otro aparte del libro, cuenta Diógenes Laercio que Tales no murió en estas circunstancias y que la criada, ayudándole a salir del hoyo, le dijo: “Oh, Tales, tú presumes ver lo que está en los cielos, cuando no ves lo que tienes a tus pies”. Esa criada realista me recuerda a una tía mía, que en paz descanse, que se burlaba de mi abuelo porque había perdido la razón. La vida de ella había sido una sucesión continua y monótona de misas, rosarios y ansiosas letanías. Desde esa perspectiva de vida tan pobre se burlaba del viejo. Pero, pregunto: ¿lo de ella, era vida? ¿Y era más razonable que la del abuelo? Ahora bostezará allá en los cielos, aburrida de tanta gloria.

viernes, 3 de abril de 2009

Dinámica del ajedrez

Hablando de los estilos ajedrecísticos de Mijaíl Tahl y Boris Spasky, expertos conocedores de aperturas y hábiles finalistas, que tenían la capacidad de complicar las partidas, crear toda clase de amenazas y conducir el ataque por unos caminos por donde sólo una fina intuición, ajena a todo cálculo, los podía guiar, nos dice Bronstein:

“El autor de este libro (‘Ajedrez de torneo. Zúrich, 1953’), durante los veinte años de su carrera ajedrecística ha tenido ocasión de jugar él mismo algunas tensas y agudas partidas, durante las cuales hubo de hacer equilibrio al borde del tablero y piensa que sería erróneo concluir que el ajedrez ha de basarse exclusivamente en el cálculo de variantes. Espero que el curso futuro de la historia del ajedrez desautorice igualmente tales conclusiones y que el nuevo estilo de juego se convierta en uno de los elementos más fructíferos del patrimonio creativo y técnico del arte del ajedrez”.

Indudablemente, como todo aquello en lo que intervenga el arte, hay otro elemento que los dioses no prodigan a diario, que les permite a unos pocos ver en medio de la oscuridad. Claro que hoy en día tenemos máquinas que juegan y pueden calcular millones de jugadas por segundo, y que han dado al traste con nuestros mejores jugadores. Ahí está el caso de ‘Deep blue’, el programa que le arrancó lágrimas a Kasparov, hace ya 12 años, quien después de perder dijo que el aparato era un complot de la IBM contra él.

En resumen, el juego ha cambiado mucho desde que Bronstein dijo aquellas palabras. Pero va a cambiar más desde el momento en que aparecieron los programas de ajedrez.

miércoles, 1 de abril de 2009

El tiempo de la obra de arte.

35. Le dice Rilke al joven poeta Franz Kappus que el tiempo del artista no se mide por el calendario, como el del funcionario y el periodista; ese tiempo tiene su reloj interno, como lo tienen los duelos, el amor y todos los delirios que sufre esta criatura humana.

“Ahí no cabe medir por el tiempo. Un año no tiene valor y diez años nada son. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, pero permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. A pesar de todo, el verano llega. Pero sólo para quienes sepan tener paciencia, y vivir con ánimo tan tranquilo, sereno, anchuroso, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Esto lo aprendo yo cada día. Lo aprendo entre sufrimientos, a los que, por ello, quedo agradecido. ¡La paciencia lo es todo!”

lunes, 23 de marzo de 2009

Lo que fuimos y ya no somos

33. Don Antonio Machado en un prólogo nuevo a unas páginas viejas:

“Mi costumbre de no volver nunca sobre lo hecho y de no leer nada de cuanto escribo, una vez dado a la imprenta, ha sido la causa en esta ocasión de no poco embarazo para mí. El presentar un tomo de Páginas Escogidas me obligó no sólo a releer, sino a elegir, lo que supone juzgar. ¡Triste labor! Porque un poeta, aunque desbarre, mientras produce sus rimas está siempre de acuerdo consigo mismo; pero pasados los años, el hombre que juzga su propia obra dista mucho del que la produjo. Y puede ser injusto consigo mismo: si, por amor de padre, con exceso indulgente, también a veces ingrato por olvido, pues la página escrita nunca recuerda todo lo que se ha intentado, sino lo poco que se ha conseguido.

“Si un libro nuestro fuera una sombra de nosotros mismos, sería bastante; porque francamente es mucho menos: la ceniza de un fuego que se ha apagado, y que tal vez no ha de encenderse más. Y en el caso mejor, cuando nuestro libro nos evoca la causa de ayer con la viveza de algunos sueños que actualizan lo pasado, echamos de ver que, entonces, llevábamos a la espalda un copioso haz de flechas que no recordamos haber disparado y que han debido caérsenos por el camino”.

¿Qué será, pues, lo que nos hace sentir incómodos al releer textos que escribimos hace muchos años y que en su momento nos dejaron satisfechos? Lo mismo nos sucede cuando volvemos a ver personas que en otro tiempo estimamos mucho y que dejamos de ver por una larga temporada; curiosamente son encuentros que no nos alegran como debería. ¿Qué es lo que encontramos en unos y en otros? ¿Serán huellas de lo que fuimos y ya no somos? No olvidemos que cuando optamos por algo estamos dejando de lado otras opciones.

Y, si, es conveniente preguntarnos, como don Antonio, ahora que estamos viejos: ¿cuántas flechas dejamos de disparar?

sábado, 21 de marzo de 2009

Releer

32. Thomas Mann: Conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939:

“¿Qué puedo decir sobre el libro (La Montaña Mágica) y sobre cómo hay que leerlo? Comienzo haciendo una exigencia muy arrogante, a saber, la de leerlo dos veces. Esta exigencia se retirará naturalmente de inmediato en el caso que la primera lectura haya resultado aburrida. El arte no debe ser tarea escolar ni aburrimiento [...], sino que quiere y debe deparar alegría, debe entretener y dar vida, y aquél sobre el cual una obra determinada no ejerza efecto debe dejarla y volcarse en otra. Pero al que haya llegado al final de La montaña mágica le recomiendo leerla de nuevo, porque su forma especial, su carácter en cuanto composición, implica que el placer del lector aumentará y se profundizará en la segunda lectura ~del mismo modo que hay que conocer una pieza de música para poder disfrutarla plenamente.”

Una de las principales causas de que El Quijote sea tan poco leído en nuestro medio es que en los colegios han obligado a los estudiantes a que lo lean. Y el arte está hecho para divertir. Entre leer y releer existe, a mi juicio, la diferencia que hay entre la primera y la segunda vez que gozamos del amor de una mujer que nos gusta mucho. La primera vez, el afán de gozar de aquello tan maravilloso que nos ofrecen no nos deja entrar en el detalle. En cambio, la segunda vez detallamos y gozamos.
¡Les queda de tarea saber qué es el detalle!

jueves, 19 de marzo de 2009

Comentarios a los consejos de Borges

Me escribió el escritor argentino Walter G. Greulach, diciéndome que le gustaron mucho los consejos de Borges que publiqué hace pocos días. Se lo agradezco infinitamente. Es el primero que hace algún comentario, después de 30 entradas que ya tiene este blog. El mérito mío, como en casi todos estos casos, ha sido únicamente el de haber encontrado la entrevista y haberla incluido, incompleta. No me sentí en ese momento en capacidad de poner algún comentario mío, que aportara algo nuevo a lo que había dicho Borges de manera tan clara y precisa.

Solamente quisiera agregar unas palabras de Mario Vargas Llosa:

“La literatura es puro artificio, pero la gran literatura consigue disimularlo y la mediocre lo delata”.

Ocio y vida

31. Dijo Johann Wolfgang Goethe: “Una vida ociosa es una muerte anticipada”.

En cierta ocasión, siendo yo cultivador de algodón en la región de Paquiló, Cundinamarca, les pregunté a los lugareños, todos trigueños y quemados por el sol, por qué era tan blanco un señor que también era nacido y criado allí. La respuesta fue: “es que él no es trabajao”.

Había llegado a viejo, como sus compañeros, porque el que no hace nada también envejece, pero se le había pasado la vida en vano…

martes, 17 de marzo de 2009

¡Que no se note la destreza!

30. Consejos de Borges a un escritor joven:
“Daría un consejo muy elemental al escritor joven: que no piense en la publicación sino en la obra. Que no se apresure en publicar, que no se olvide del lector, y además, si ensaya la ficción, que trate de no escribir nada que no pueda imaginarse con sinceridad. Que no escriba sobre los hechos sólo porque le parezcan sorprendentes, sino que lo haga sobre aquéllos en que su imaginación pueda creer. Y en cuanto al estilo, yo le aconsejaría más bien pobreza de vocabulario que exceso de riqueza. Hay un defecto moral que suele advertirse en la obra, y ese defecto es la vanidad. Una de las razones por las cuales Lugones, digamos, no me gusta del todo, aunque desde luego no niego su talento y quizá su genio, es que percibo algo de vanidad en su modo de escribir. Si en una página todos los adjetivos o todas las metáforas son nuevos, eso suele corresponder a la vanidad, al deseo de asombrar al lector y no creo que el lector deba sentir que el escritor es diestro.
“Conviene que el escritor lo sea, pero no que el lector lo sienta. Cuando las cosas están muy bien hechas parecen no sólo fáciles sino inevitables. Si se nota un esfuerzo denota un fracaso de parte del escritor. Tampoco quiero decir que un escritor deba ser espontáneo, porque eso significaría que el escritor acierta inmediatamente con la palabra más justa, lo cual me parece inverosímil. Una vez terminado un trabajo, debe parecer espontáneo, aunque se vea que está lleno de secretas astucias y modestas destrezas, pero no de destrezas vanidosas”.

jueves, 12 de marzo de 2009

¿Para qué escribir recuerdos?

28. Del ‘Diario de un escritor’ de Dostoievski:

“Por aquel entonces, hace aproximadamente un año, trabajaba en la redacción de algunos periódicos, escribía artículos y estaba fervientemente convencido de que algún día triunfaría con una obra estupenda, de gran aliento. Y por aquel entonces dedicaba más mis afanes a una extensa novela. Mas todo ha parado en una cama de hospital donde me encuentro, y creo que no tardaré en morir. Y si he de morir, me preguntaréis, ¿para qué escribir recuerdos?

“No puedo apartar un momento de mi memoria este amargo y último año de mi vida. Necesito dejarlo escrito, porque creo que si no fuera por esta ocupación, ya me hubiese muerto de pena. Las impresiones del pasado me excitan a veces hasta producirme una dolorosa, una mortal angustia, y al escribirlas mitigaré su efecto, las apaciguaré; perderán esa fuerza que tienen de delirio y de pesadilla. Así me lo figuro. El mero ejercicio de escribir ya tiene su virtud. Me calmará, me refrescará, despertará en mí los viejos hábitos de literato, convertirá mis recuerdos, mis sueños enfermizos, en trabajo, en ocupación… Si, es una buena idea. Además podré dejarle algo a mi enfermero, aunque haya de embutir mi manuscrito en las rendijas de la ventana para que no le pase el aire cuando llegue el invierno”.

martes, 10 de marzo de 2009

Nosotros y los demás

26. David Bronstein (1924-2006), brillante ajedrecista ucraniano y escritor, en “El torneo de ajedrez”, libro dedicado al torneo de candidatos de Zúrich, en el año 1953, en el cual participó y ocupó un honroso segundo lugar entre los 15 mejores del mundo, dice:

“Es difícil ser objetivo al comentar las partidas propias. Las variantes que favorecen al comentarista siempre resultan interesantes –uno las analiza de muy buen grado y con cierta minuciosidad-, pero las variantes que favorecen al oponente no son por regla general muy claras. Habitualmente se busca (y suele encontrarse) justificación para los propios errores, mientras que los del adversario parecen naturales y, por lo tanto, no requieren explicación…”

Cosa parecida nos ocurre en la vida cuando nos comparamos con los demás. Nuestros errores son simples equivocaciones; los de nuestros congéneres son la consecuencia de la forma como viven. A nosotros se nos ‘dañó’ el matrimonio, a ellos los dejó la mujer. Los demás andan perdidos por el mundo; nosotros, simplemente confundidos. Los demás están arruinados; nosotros pasamos por un mal momento.

lunes, 9 de marzo de 2009

¡Que siga siendo pobre!

25. Cuenta el español Federico de Onís que unos caballeros que acompañaban al embajador de Francia le preguntaron al licenciado Marques Torres por Cervantes, y éste se vio obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre. A lo cual respondió uno de ellos:

“Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo el pobre, haga rico a todo el mundo”.

domingo, 8 de marzo de 2009

Regionalismo y xenofobia

24. Dice Fernando Savater en su libro ‘Las preguntas de la vida’:

“El imbécil ‘aquí somos así’ y la mitificación de las ‘raíces’ propias –como si los seres humanos fuéramos vegetales- bloquea la verdadera necesidad humana de hospitalidad que nos debemos unos a otros… Para quien es capaz de reflexionar, todos somos extranjeros, judíos errantes, todos venimos de no se sabe dónde y vamos hacia lo desconocido, todos nos debemos mutuamente deber de hospedaje en nuestro breve tránsito por este mundo común a todos, nuestra única verdadera ‘patria’.”

Una de las conductas más fastidiosas de mis coterráneos los antioqueños es su regionalismo. Una cosa es querer la tierra de uno y otra muy distinta pretender que sea única. Y esas ideas patrioteras que nos quieren inculcar los gobernantes, al menos por aquí no tienen asidero: hoy más de cuatro millones de colombianos han encontrado una patria muy lejos de aquí.

sábado, 7 de marzo de 2009

Filosofía y matrimonio

23. Cuenta Diógenes Laercio en su libro “Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres” que apremiando la madre a Tales de Mileto para que se casara, respondió que “todavía era temprano”; y pasados algunos años, urgiendo su madre con mayor insistencia, dijo que “ya era tarde”.

En su sabiduría, el tipo le hizo el esguince al matrimonio.

Y es que matrimonio y filosofía no han sido muy afines. El mismo Estanislao Zuleta, que estuvo dos veces casado, citaba con mucha frecuencia la frase de Sócrates (que también era casado): “un filósofo casado es una contradicción en los términos”.

Se cuenta también que un joven enamorado le pidió a Sócrates un consejo sobre si se casaba o no. Y el sabio le respondió: “Hagas lo que hagas, de todas maneras te arrepentirás”.

jueves, 5 de marzo de 2009

La cara que esculpimos

21. Dijo el médico Albert Schweitzer:

“Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.”
A propósito del mismo tema, dijo Dostoievski: “Después de los 30 años cada cual es responsable de su rostro”.

miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Enseñar o incitar?

20. Dijo don Miguel de Unamuno:

“Yo he buscado siempre agitar y, a lo sumo, sugerir, más que instruir; no vendo pan, sino levadura o fermento.”

Ya lo han dicho otros: el verdadero maestro no es el que enseña, que es una labor bastante ingrata, sino el que nos incita a aprender. Y entre nosotros podemos citar el caso de Estanislao Zuleta, un hombre generoso como pocos, que compartió con sus amigos todo su vasto saber.

Aquí tampoco vendemos pan. Y quién sabe si en algo podremos contribuir con el objetivo que nos hemos trazado, de fomentar la lectura. Pero vamos a intentar la venta de levadura.

domingo, 1 de marzo de 2009

¿Inspiración o trabajo?

18. Sobre el proceso que siguió (o que sufrió) un autor para terminar una obra, nos dice Poe:

“la mayoría de los escritores -y los poetas en especial- prefieren hacernos creer que componen bajo una especie de espléndido frenesí, y se estremecerían con la idea de que el público echara una ojeada a lo que ocurre tras bambalinas, a las laboriosas y vacilantes crudezas del pensamiento, a los verdaderos designios alcanzados sólo a último momento, a los innumerables vislumbres de ideas que no llegan a manifestarse, a las fantasías plenamente maduras que hay que descartar con desesperación”.

viernes, 27 de febrero de 2009

filosofía para jóvenes y viejos

17. Dice Epicuro en su famosa carta a Meneceo (padre de Yocasta, la madre de Edipo):

"Nadie por ser joven vacile en filosofar ni por hallarse viejo de filosofar se fatigue. Pues nadie está demasiado adelantado ni retardado para lo que concierne a la salud de su alma. El que dice que aún no le ha llegado la hora de filosofar o que ya le ha pasado, es como el que dice que no se le presenta o que ya no hay tiempo para la felicidad. De modo que deben filosofar tanto el joven como el viejo: el uno para que, envejeciendo, se rejuvenezca en bienes por el recuerdo agradecido de los pasados, el otro para ser a un tiempo joven y maduro por su serenidad ante el futuro. Así pues, hay que meditar lo que produce la felicidad, ya que cuando está presente lo tenemos todo y, cuando falta, todo lo hacemos por poseerla."

jueves, 26 de febrero de 2009

La filosofía y el mito

16. Dice Fernando Savater en su maravilloso libro Las preguntas de la vida:

“Cuenta Bertrand Russel el caso de un gurú indio que dio una charla en Oxford sobre el Universo. Aseguraba que el mundo está sostenido por un gran elefante que apoya sus patas sobre el lomo de una inmensa tortuga. Una señora de la audiencia le preguntó cómo se sostenía la tortuga, y el sabio aclaró que se apoya sobre una ciclópea araña. Insistió la señora indagando el sostén de la araña, y el gurú –algo incómodo- afirmó que se mantiene firme sobre una roca colosal. Naturalmente la señora volvió a cuestionar el sostén del pedrusco y el exasperado sabio repuso a gritos: “¡Señora, le aseguro que hay rocas hasta abajo!” El problema no era que el gurú fuese indio y la señora preguntona inglesa, sino que uno hablaba el lenguaje del mito (en el cual se “narran” las cosas pero no se “piensan” argumentadamente) y la otra tenía auténtica e impertinente curiosidad filosófica, de modo que ambos debieron salir muy irritados de la reunión…”

miércoles, 25 de febrero de 2009

Primero sentir, después publicar

15. Siguiendo con los consejos de Rilke a los poetas jóvenes, les dice éste que si después de haberse sumergido en su infancia, esa arca de los recuerdos, surgen versos,

“no pensará en preguntarle a nadie si los versos son buenos. Tampoco intentará que en las revistas se interesen por tales trabajos, pues verá en ellos su preciada posesión natural, un trozo y una voz de su vida.”

domingo, 22 de febrero de 2009

13. Dice un proverbio chino:

“El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él”.

En la política colombiana, parece que los necios, que son mayoría, quieren seguir sentados en el hormiguero.