miércoles, 29 de abril de 2009

Dijo Kafka

"Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando."

Andamos tan perdidos como aquel que se encontró al frente de su casa, con las llaves en la mano, y le entró la duda de si estaba llegando o saliendo.

domingo, 26 de abril de 2009

Balzac, según Somerset Maugham

A Somerset Maugham, escritor inglés, la revista Redbook le propuso que hiciera una lista con las que él consideraba las diez mejores novelas de la historia. Esta es:

1. Henry Fielding y Tom Jones
2. Jane Austen y Orgullo y prejuicio
3. Sthendal y Rojo y negro
4. Balzac y Papá Goriot
5. Charles Dickens y David Copperfield
6. Flaubert y Madame Bovary
7. Herman Melville y Moby Dick
8. Emily Brontë y Cumbres borrascosas
9. Dostoievski y Los hermanos Karamasov
10. Tolstoi y La guerra y la paz

Tiempo después, extendiéndose sobre el mismo tema, publicó un buen libro (Diez novelas y sus autores) en el que hace una breve biografía de cada autor y un comentario extenso sobre la obra. He aquí unos de sus apartes que dan alguna idea de quién era Balzac, ese hombre que a pesar de haber muerto a los 51 años nos dejó una extensa obra:

“Balzac nunca escribió una novela con la grandeza épica de ‘La Guerra y La Paz’, ni una con el poder sombrío y estremecedor de ‘Los hermanos Karamasov’, ni una con el encanto y distinción de ‘Orgullo y prejuicio’; su grandeza no reside en una obra individual, sino en la masa formidable de su producción.“El campo de Balzac era la totalidad de la vida de su época, y su alcance era tan extenso como las fronteras de su país. Su conocimiento de los hombres, habido no importa cómo, era excepcional…”

jueves, 23 de abril de 2009

Memorias de Adriano

Dice Marguerite Yourcenar que concibió y escribió un primer borrador de su libro entre 1924 y 1929, que ‘merecidamente’ después lo destruyó.

Hacia el 27, encontró una frase en la correspondencia de Flaubert, que fue como el leifmotiv para su obra: “Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre”. Entre el 34 y el 37 retomó y abandonó el proyecto muchas veces. En los diálogos que escribía, no sentía la voz de Adriano. Solamente una frase del 34 le hizo comprender que había encontrado ‘el punto de vista del libro’: “empiezo a percibir el perfil de mi muerte”. Ahí sí oyó la voz de Adriano. Pero estaba temprano: ‘hay libros a los que no hay que atreverse hasta haber cumplido los cuarenta años… Me hicieron falta esos años para aprender a calcular exactamente las distancias entre el emperador y yo’.

En el 39 dejó sus papeles en Suiza y fue para los Estados Unidos.

“En diciembre de 1948 recibí de Suiza, donde había dejado durante la guerra, una maleta de papeles familiares y cartas de más de 10 años de antigüedad. Me senté junto al fuego para acabar con esa especie de horrible inventario de cosas muertas; me pasé varias noches en soledad, ocupada en eso. Deshacía atados de cartas; releía, antes de destruirlo, ese montón de correspondencia con personas olvidadas y que me habían olvidado, algunas vivas, otras muertas. Algunos de esos papeles databan de una generación anterior a la mía; los nombres mismos no me decían nada. Arrojaba mecánicamente al fuego ese intercambio de frases muertas con Marías, Franciscos y Pablos desaparecidos. Desplegué cuatro o cinco hojas dactilografiadas; el papel estaba amarillento. Leí el encabezamiento: “Querido Marco…” ¿De qué amigo, de qué amante, de qué pariente lejano se trataba? No advertí de inmediato a quién se refería el nombre. Al cabo de algunos instantes, recordé de pronto que ese Marco no era otro que Marco Aurelio, y supe que tenía en mis manos un fragmento del manuscrito perdido. Desde ese momento, me propuse reescribir el libro costara lo que costare”.

Para los que todavía no lo han leído, Memorias de Adriano se trata de una carta imaginaria que le envía el emperador Adriano, cuando ya presiente la muerte, a Marco Aurelio Antonino, al que ha hecho educar como a su sucesor. El libro se publicó en Francia en 1951. Y para fortuna de los que hablamos el castellano, tenemos la muy buena traducción de Julio Cortázar.

miércoles, 22 de abril de 2009

El mejor aprendizaje

A propósito de la importancia de los libros, nos dice el español Federico de Onís:
“nada aprende mejor el hombre que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y asimilación; y si los maestros sirven de guías y orientadores, las fuentes perennes del conocimiento están en los libros.”
Y sobre el mismo tema, dijo Alfonso V, el magnánimo, Rey de Aragón:
“Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer”.

sábado, 18 de abril de 2009

La hospitalidad que hemos perdido

Dice Konrad Lorenz:

“Todos nosotros, que vivimos en países cultos densamente poblados y hasta en grandes ciudades, ya ni sabemos qué tan carentes estamos de un general, afable y cálido amor al prójimo. Hay que haber llegado como huésped no invitado a una casa, en un país escasamente poblado, donde varios kilómetros de malas calles separan a los vecinos entre sí, para poder evaluar qué tan hospitalario y amablemente sociable es el ser humano cuando su capacidad para el contacto social no está constantemente sobre exigida”.

En esas comunidades que menospreciamos porque no tienen las avenidas atestadas de automóviles ni grandes centros comerciales, símbolos del progreso, existe aún el interés por el que llega de otra parte y la preocupación por los demás. Ese par de ‘detalles’. Nuestra capacidad para el contacto social, como dice Lorenz, está tan sobre-exigida, que sin saber siquiera quiénes son nuestros vecinos, toda nuestra atención la volcamos sobre las novedades de la farándula o sobre el amor a una mascota. Hoy sabemos más de los bostezos de Shakira que de las angustias de nuestros seres queridos. Y respecto de las mascotas, este servidor cree que el amor que se les tenga es directamente proporcional a la indiferencia que sentimos por nuestros congéneres.

viernes, 17 de abril de 2009

Para una seguidora de este blog

A través de estas páginas quiero compartir con mis lectores la inmensa alegría que sentí cuando entrevistaron por la w radio a mi hija Milena Arango, a raíz del estreno de la película “The informers”, en la cual ella actúa. No sé qué tan buena sea la película ni qué tan importante sea su papel; lo que cuenta es que ya se le ha abierto un panorama, que ha buscado con todas las fuerzas de su poderoso y ambicioso espíritu. “El buen jugador tiene suerte”, dijo el legendario José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez en el año 1927.
El enlace para oír la entrevista es:

Detalles de La Montaña Mágica

“Hacía aproximadamente diez días que había llegado cuando contraje, a causa del frío y de la humedad reinantes en el balcón, un catarro de las vías respiratorias superiores. El director, que, como pueden imaginarse, se parece en ciertos detalles externos a mi consejero Behrens, golpeó mi pecho y constató con extraordinaria celeridad cierta amortiguación, como suele denominarse, un punto enfermo en mi pulmón que, de haber sido yo Hans Castorp, tal vez habría dado a mi vida un rumbo enteramente distinto. El médico me aseguró que sería sensato que permaneciera allá arriba durante medio año sometiéndome a una cura y, de haber seguido su consejo, ¿quién sabe?, tal vez ahora seguiría allí. Pero preferí escribir La Montaña Mágica haciendo uso de las impresiones que acumulé durante las breves tres semanas que permanecí allí y que bastaron para darme una idea de los peligros que entraña tal ambiente para los jóvenes ~y la tuberculosis es una enfermedad de jóvenes. El mundo de enfermos que se respiraba allá arriba es de una cerrazón tal y posee la fuerza envolvente que seguramente habrán experimentado ustedes al leer mi novela. Se trata de una especie de sucedáneo de la vida que logra, en poco tiempo, enajenar al joven y alejarlo completamente de la vida real y activa. Todo es, o era, suntuoso allá arriba, también la noción de tiempo.”
Conferencia dictada a los estudiantes de la Universidad de Princeton (USA) el 10 de mayo de 1939.
Thomas Mann no se sometió a ninguna cura, cosa que de seguro le tentó. Se regresó a su casa y se dedicó a escribir ‘La Montaña Mágica’, trabajo que le demandó 7 u 8 años. “Como tantos otros artistas, hizo sufrir a sus personajes el destino del que escapaba escribiendo sus obras; como Goethe que en lugar de suicidarse después de que se hizo inminente el matrimonio de Carlota Kestner escribió ‘Las tribulaciones del joven Werther’ e hizo suicidar a éste” (Estanislao Zuleta).

jueves, 16 de abril de 2009

La dificultad de ser libre

Dijo el poeta español Marcos Ana, apresado por el régimen franquista:

"Al recobrar la libertad, mi choque con la vida fue lo más tremendo. Muchas veces, inclusive hoy mismo, la gente me pregunta qué fue lo más duro para mí: los veintitrés años de prisión, la condena a muerte, la tortura, la separación de la familia... Yo respondía y respondo siempre con lo más inesperado: Lo más difícil fue la libertad".
Estar veintitrés años preso, desde tan temprana edad (16 años), debe agotar la vida de tal manera que cuando se cumpla la condena estamos incapacitados para vivir. Pero ya sabemos que el animal humano, es el más hábil de todos para adaptarse a las más diversas situaciones y todo lo puede soportar. Inclusive puede decirse que su hábitat es más extenso que el de las demás criaturas que vivimos en este planeta; puede ser toda la gama que va desde el infortunio hasta la prosperidad, en cualquier latitud o altitud.

miércoles, 15 de abril de 2009

Soledad y creación

A propósito de la importancia de la soledad para el creador, le dice Rilke al joven poeta Kappus, en su carta séptima:

“No debe dejarse desviar en su soledad porque haya en usted algo que ansíe evadirse de ella. Precisamente este deseo, si usted sabe aprovecharlo con serenidad y dominio, sirviéndose de él como de un instrumento, le ayudará a ensanchar su soledad en dilatado campo. La gente, valiéndose de criterios convencionales, lo tiene todo resuelto, inclinándose siempre hacia lo más fácil, y buscando aún el lado más fácil de lo fácil. Pero está claro que nuestro deber es atenernos a lo que es arduo y difícil. Todo cuanto vive se atiene a ello. Todo en la naturaleza crece y lucha a su manera y constituye por sí mismo algo propio, procurando serlo a toda costa y en contra de todo lo que se le oponga. Poca cosa sabemos. Pero que siempre debemos atenernos a lo difícil es una certeza que nunca nos abandonará. Es bueno estar solo, porque también la soledad resulta difícil. Y el que algo sea difícil debe ser para nosotros un motivo más para hacerlo”.

A propósito de soledades, se cuenta que cuando Marcel Proust se decidió a escribir su obra (En busca del tiempo perdido) se aisló de tal manera que mandó a cerrar las ventanas de la casa con tablas de madera. Ya había observado bastante los salones de Paris y ahora se trataba de recrearlos.

domingo, 12 de abril de 2009

¡Mirar para adentro!

Le dice Rilke a Franz Kappus, en una de sus cartas:

“Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.

“Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil: en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.”

Mejor dicho, escribe, si te es necesario; sin esperar premios; atendiendo solamente a esa necesidad. Pero si no te es necesario analiza otras posibilidades. Ese examen te enriquecerá. No está por demás mirar un poco hacia adentro. Eso es lo que hacen los escritores por nosotros.

Los interesados en este tema pueden leer las diez cartas de Rilke en el siguiente enlace:

martes, 7 de abril de 2009

Lo que no tiene precio

A propósito de una oferta de compra de las tierras ocupadas por los pieles rojas, en 1854, el jefe indio Noah Sealth, le dice en carta al ‘gran jefe blanco de Washington’ en uno de sus apartes:

“Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada brillante hoja de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el zumbido de cada insecto, es sagrado en la memoria y en el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los arboles lleva consigo la memoria de los pieles rojas… El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre”.

¿Esto se puede comprar o vender? Se pregunta extrañado el jefe piel roja. ¿Qué tal que hoy viviera entre nosotros? Quedaría aterrado de ver que ya compramos “cristal, el agua de vida” y que no está lejos el día en que compremos el aire.

domingo, 5 de abril de 2009

Más sobre regionalismo y Xenofobia

Dice George Steiner: (citado por Savater)
“Los árboles tienen raíces; los hombres y las mujeres, piernas. Y con ellas cruzan la barrera de la estulticia, delimitada con alambradas, que son las fronteras; con ellas visitan y en ellas habitan entre el resto de la humanidad en calidad de invitados. Hay un personaje fundamental en las leyendas, numerosas en la Biblia, pero también en la mitología griega y en otras mitologías: el extranjero en la puerta, el visitante que llama al atardecer tras su viaje. En las fábulas, esta llamada es a menudo la de un dios oculto o un emisario divino que pone a prueba nuestra hospitalidad.”
Podría agregarse: así era en los pasajes de la Biblia y de la antigüedad griega, pero hoy en día el extranjero es un enemigo. Aquí en Colombia, por ejemplo, hace unos años los actores de televisión salieron con una propuesta fastidiosamente xenofóbica: que no se contratara a actores extranjeros.

sábado, 4 de abril de 2009

La razón de la sinrazón

A propósito de Tales de Mileto, le escribe Anaxímenes a Pitágoras: (Tomado del libro 'Vida de los filosofos griegos más ilustres')

“Tales en su vejez partió con poca felicidad. Saliendo como solía al zaguán de su casa por la madrugada, acompañado de una criada, a fin de observar los astros, no acordándose del estado del terreno, mientras miraba los cielos atentamente, se precipitó en un hoyo. Este fin tuvo este astrólogo”.

Pero en otro aparte del libro, cuenta Diógenes Laercio que Tales no murió en estas circunstancias y que la criada, ayudándole a salir del hoyo, le dijo: “Oh, Tales, tú presumes ver lo que está en los cielos, cuando no ves lo que tienes a tus pies”. Esa criada realista me recuerda a una tía mía, que en paz descanse, que se burlaba de mi abuelo porque había perdido la razón. La vida de ella había sido una sucesión continua y monótona de misas, rosarios y ansiosas letanías. Desde esa perspectiva de vida tan pobre se burlaba del viejo. Pero, pregunto: ¿lo de ella, era vida? ¿Y era más razonable que la del abuelo? Ahora bostezará allá en los cielos, aburrida de tanta gloria.

viernes, 3 de abril de 2009

Dinámica del ajedrez

Hablando de los estilos ajedrecísticos de Mijaíl Tahl y Boris Spasky, expertos conocedores de aperturas y hábiles finalistas, que tenían la capacidad de complicar las partidas, crear toda clase de amenazas y conducir el ataque por unos caminos por donde sólo una fina intuición, ajena a todo cálculo, los podía guiar, nos dice Bronstein:

“El autor de este libro (‘Ajedrez de torneo. Zúrich, 1953’), durante los veinte años de su carrera ajedrecística ha tenido ocasión de jugar él mismo algunas tensas y agudas partidas, durante las cuales hubo de hacer equilibrio al borde del tablero y piensa que sería erróneo concluir que el ajedrez ha de basarse exclusivamente en el cálculo de variantes. Espero que el curso futuro de la historia del ajedrez desautorice igualmente tales conclusiones y que el nuevo estilo de juego se convierta en uno de los elementos más fructíferos del patrimonio creativo y técnico del arte del ajedrez”.

Indudablemente, como todo aquello en lo que intervenga el arte, hay otro elemento que los dioses no prodigan a diario, que les permite a unos pocos ver en medio de la oscuridad. Claro que hoy en día tenemos máquinas que juegan y pueden calcular millones de jugadas por segundo, y que han dado al traste con nuestros mejores jugadores. Ahí está el caso de ‘Deep blue’, el programa que le arrancó lágrimas a Kasparov, hace ya 12 años, quien después de perder dijo que el aparato era un complot de la IBM contra él.

En resumen, el juego ha cambiado mucho desde que Bronstein dijo aquellas palabras. Pero va a cambiar más desde el momento en que aparecieron los programas de ajedrez.

miércoles, 1 de abril de 2009

El tiempo de la obra de arte.

35. Le dice Rilke al joven poeta Franz Kappus que el tiempo del artista no se mide por el calendario, como el del funcionario y el periodista; ese tiempo tiene su reloj interno, como lo tienen los duelos, el amor y todos los delirios que sufre esta criatura humana.

“Ahí no cabe medir por el tiempo. Un año no tiene valor y diez años nada son. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, pero permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. A pesar de todo, el verano llega. Pero sólo para quienes sepan tener paciencia, y vivir con ánimo tan tranquilo, sereno, anchuroso, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Esto lo aprendo yo cada día. Lo aprendo entre sufrimientos, a los que, por ello, quedo agradecido. ¡La paciencia lo es todo!”