viernes, 19 de octubre de 2012

Conversaciones de paz II



Ayer 19 de octubre empezaron en Oslo formalmente las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc. En pocos días empezará en La Habana la negociación real. Hoy la opinión se muestra preocupada con el discurso de Iván Márquez, por considerarlo poco amistoso. ¿Qué esperaban? ¿Un discurso conciliatorio? En resumen, lo que dijo es que ellos no están vencidos y que en las condiciones geográficas colombianas es difícil que los venzan; cierto. Precisamente el gobierno ha propuesto esta negociación  porque no ha podido vencerlos después de años de confrontación. También se despachó contra la minería: tanto la legal como la ilegal están acabando con el país. Cierto.  Para no ir muy lejos, Cerromatoso nos debe muchas explicaciones a los colombianos, tanto en lo referente a la salud de sus trabajadores como en lo referente a las regalías, para no entrar en detalles como el de la sospechosa renovación de su contrato. En cuanto a las primeras, Montelíbano es uno de los municipios más pobres de Colombia que más recibe regalías. ¿Para dónde se van? Me refiero a las que pagan. También cuestionó y llamó tramposa la ley de restitución de tierras, posición parecida a la de Uribe y Londoño. Probablemente el señor no conoce la ley ni sus alcances. Hasta donde sabemos, la idea es devolverles la tierra a los que se la arrebataron. ¿Se podrá? Por lo menos en principio eso no es una trampa. También habló contra los TLC, cosa que no es nueva en ellos. Siempre han estado en su contra. Además, por lo que sabemos, el sector agropecuario será uno de los más perjudicados.

Después, según la revista Semana, en la rueda de prensa el señor Márquez se mostró más amable y simpático de lo necesario, lo cual le da pie al redactor del artículo de preguntarse si a la hora del discurso el señor estaría dando un show. Es lo más probable.

Antes de la reunión en Oslo, escribió Fernando Londoño un artículo en su columna habitual de El Tiempo, en la cual empieza afirmando que los cinco personajes que conforman el equipo de negociación del gobierno son de muy variada condición. ¿Los quería iguales? Precisamente de eso se trata y eso es lo mejor que tienen. Después sin ningún argumento dice que en La Habana esos negociadores no van a negociar nada. Ya hay unos puntos concretos sobre los cuales se va a hablar. Eso lo sabe Londoño, uno de los representantes más conspicuos de la caverna colombiana. Pero él escribe para los enemigos de la paz, que a la hora de la verdad no necesitan mayor argumentación. Finalmente, termina diciendo que negociadores de las Farc son treinta bandidos, con los cuales no hay nada de que hablar, cosa que ha dicho siempre. Con lo cual concluye que no se necesita diálogo sino bala.

En verdad, un personaje más sabio y ecuánime, el señor Nelson Mandela, dijo que la paz se hace con los enemigos.