viernes, 5 de abril de 2013

Conversaciones de paz V


Curiosamente, los que ahora son enemigos acérrimos de las conversaciones de paz con la guerrilla de las Farc, en el pasado fueron promotores irrestrictos de las conversaciones que se llevaron a cabo con los paramilitares durante el primer gobierno del doctor Álvaro Uribe; conversaciones que, como bien se sabe, extrañamente terminaron desmovilizando al doble de los hombres que había en armas al final del gobierno de Pastrana. En el momento de la negociación, los dieciséis mil miembros activos de las AUC. se convirtieron en treinta y dos mil. Era tanto el entusiasmo pacifista que hasta falsos grupos guerrilleros terminaron acogiéndose al proceso. En ese tiempo vimos guerrilleros de pelo largo y fusil de madera. El comisionado de paz de esos días, no sobra recordar, hoy anda prófugo de la justicia.

Los que hoy ven delitos de lesa humanidad por todas partes, en esos días no vieron nada; llegaron a proponer que se considerara a los paramilitares como delincuentes políticos. ¡A los señores de la motosierra! Nos recuerda la periodista María Isabel Rueda en un artículo reciente, que el doctor Fernando Londoño alcanzó a pasar un proyecto de ley donde se contemplaba una máxima sanción de cinco años para los que habían cometido masacres; como era tan vergonzoso que individuos que según sus confesiones habían matado a centenares de personas, después quedó en ocho, que tampoco es gran cosa. Apenas el doble de la pena que le fue impuesta a un hombre que se robó un caldo de gallina en un supermercado.

¿Por qué tanta indulgencia en el pasado y tanto rechazo a las conversaciones de hoy? Como primero, están en campaña política. Todo lo que sea oposición al gobierno actual, que también está en campaña, vale. Como segundo, son enemigos de cualquier acuerdo por las reformas que esto implicaría. Este conflicto les produce beneficios a algunos, en especial a políticos corruptos y militares. Por último, simpatizaban con los paramilitares, y en secreto aprobaban sus acciones.

El ahora candidato presidencial por el uribismo, doctor Oscar Iván Zuluaga, ha dicho a propósito de las actuales negociaciones que él no cree en las Farc, porque son terroristas y están metidas dentro del negocio del narcotráfico. Una frase cargada de soberbia. Si él no cree, ¿entonces no debemos negociar? Esa misma objeción habría podido habérseles hecho en su tiempo a las conversaciones de paz con las AUC. En efecto, hay frentes que están dedicados al negocio, y seguramente con ellos será más difícil negociar. Otros apenas cobran un impuesto llamado del gramaje. Y otros nada tendrán que ver, como es el caso de los frentes que operan en el interior del país, donde no hay coca.

Finalmente, los enemigos de estas conversaciones esgrimen un argumento que no deja de ser peregrino: que la motivación del presidente Santos se debe a que busca el premio nobel de la paz. ¿A nosotros los colombianos en qué nos perjudica que se lo den? Ojalá se lo den. Si consigue la paz, se lo merece sobradamente.