Ya hemos hablado de lo importante que sería para los colombianos una renovación política total. Un cambio profundo en el manejo del poder ejecutivo, cosa que decidiremos en las elecciones del 30 de mayo. Los ocho años que están próximos a terminar nos dejan una amarga lección de cómo no deben hacerse las cosas. Me explico:
1.Cómo no debe manejarse una entidad como el DAS, cuyas funciones principales fueron la difamación de la Corte Suprema de Justicia y el espionaje a la oposición;
2.Cómo la pacificación del país no puede ser un problema exclusivamente militar, sin atacar las condiciones que hacen posible que aquí todavía puedan existir guerrillas;
3.Cómo los recursos del Estado no son para regalárselos a los ricos;
4.Cómo un fenómeno de carnicería social, como el paramilitarismo, no se puede acabar con cuentos como la llamada “Ley de Justicia y Paz”;
5.Cómo no hacerse el de la vista gorda con los millones de desplazados que tiene Colombia.
Para terminar, unos favores que le pedimos a Mockus, en el caso hipotético de que gane y no le arrebaten el poder.
1.Profesor, no salga en televisión a toda hora, ni se esfuerce por demostrarnos que trabaja mucho. Solamente dedíquese a trabajar, que hay mucha cosa para hacer.
2.Cuando se dirija a nosotros, los colombianos, una o dos veces al mes, argumente. No hable con rabia, como lo hace a diario el actual mandatario.
3.No esté armando peleas con los países vecinos o con los otros poderes.
4.Descarte de entrada una re-elección. Con cuatro años bien trabajados son suficientes para hacer una labor durable.
5.No prometa mucha cosa, para que no nos desilusione muy rápido.
6.En sus discursos, no nos hable de “la patria”; simplemente diríjase a la nación colombiana.
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