jueves, 1 de octubre de 2009

El ajedrez de hoy y el de ayer

El número de partidas de torneo y de encuentros individuales (matches) que un maestro jugaba en toda su carrera.
Hojeando el libro “Las grandes partidas de ajedrez de Emanuel Lasker”, escrito por el maestro argentino Valentín Fernández Coria, de la editorial Sopena, vemos que Lasker jugó algo más de 529 partidas, en 25 torneos y 23 matches individuales. (326 de torneo y 197 de matches individuales) en toda su carrera profesional, una carrera que fue larga: 44 años. Empezó por allá en el torneo de Londres de 1892 y la terminó en el año 36, con los torneos de Moscú y Nottingham. 529 partidas en 44 años, nos da en promedio 12 partidas por año; una por mes. Hoy un ajedrecista profesional puede jugar 100 partidas de torneo al año.
En el caso de Capablanca, según la enciclopedia Wikipedia, jugó 583 partidas, participó en 28 torneos y jugó ocho encuentros individuales, en cuarenta años de actividad ajedrecística.
En el caso de Alekhine, probablemente el jugador que con mayor pasión se haya dedicado al ajedrez, la página www.chessgames.com/ dice tener una base de datos que contiene 1908 partidas del “ruso errante”, como muchos también lo llamaron. Su carrera empezó en el torneo de San Petersburgo de 1909 y terminó en 1945 en el torneo de Cáceres. Disputó 34 encuentros individuales y participó en 88 torneos. Como puede verse, una actividad que triplica la de Capablanca.
Veamos el caso de jugadores de hoy.
La página www.chessgames.com/ tiene una base de datos de 3.407 partidas de Anatoly Karpov, jugadas entre 1961 y el 2009, 48 años de actividad, hasta hoy. De Víctor Korchnoi tiene una base de 4.285 jugadas, jugadas entre 1945 y 2009, 64 años de actividad, hasta hoy. Veamos otro más joven: Viswanathan Anand. Tiene 2353, jugadas en el período 1984-2009, 25 años de actividad. La página consultada dice que la base está incompleta; es decir que deben ser más partidas. En cuanto al número de torneos, Karpov debe haber jugado, hasta el día de hoy, más de 150 torneos.

Los asesores
Tengo la impresión de que ni Capablanca ni Alekhine tuvieron asesores; mucho menos Lasker. En cambio hoy muchos jugadores de la élite tienen su equipo de grandes maestros que les están preparando y analizando líneas para enfrentar sus encuentros.

Los premios.
Cuenta Rubén Fine que el premio que recibió en el torneo del Avro (1er puesto compartido con Paul Keres) fue de 500 dólares. Y nos cuenta también que: “en 1939, cuando el equipo de EE.UU. estaba programado para ir a Buenos Aires para defender su título en el torneo internacional [la olimpiada], se me pidió que jugara en el primer tablero. Los argentinos habían enviado un barco a Nueva York para los jugadores estadounidenses, y todos los gastos en Buenos Aires serían atendidos por ellos. Solicité un anticipo de $ 500 a la comisión estadounidense, encabezada por George Emlen Roosevelt, un acaudalado banquero de inversión, de la casa "Oyster Bay" Roosevelt. Cuando se rechazó la petición me negué a ir. Y el equipo americano no tomó parte en el torneo”.
En cambio la situación actual es muy diferente, aunque sigue estando por debajo de otros deportes como el tenis, el automovilismo o el futbol. Para el año entrante, el campeonato mundial entre Topalov y Anand, según la página de la Fide, repartirá un premio de un millón de euros.
Probablemente, entre los jugadores del pasado, el único que vivió con alguna comodidad económica fue Capablanca, que estaba subsidiado por el gobierno cubano. Los demás, con muy pocas excepciones, pasaron las de San Quintín.

El tamaño de las élites.
Cuenta Pachman que para el segundo torneo internacional de San Sebastián de 1912 estaba jugando toda la élite del momento. “Sólo faltaban el héroe del primer torneo, José Raúl Capablanca, así como el campeón mundial, Emanuel Lasker”. ¿Quiénes eran el resto? Veamos quiénes jugaban:

1. Akiba Rubinstein, ganador del torneo
2. Rudolf Spielmann
3. Aaron Nimzowish
4. Siegbert Tarrasch
5. Julius Perlis
6. Frank James Marshal
7. Oldrich Duras
8. Richard Teichmann
9. Carl Sclechter
10. Paul Leonhardt
11. Leó Forgács

Entre otras cosas, el primer premio era de 5.000 francos.
¿Quiénes faltaron? En esta época Alekhine apenas estaba surgiendo, lo mismo que Efim Bogoljubow. Otros eran: Henry Nelson Pillsbury, Geza Maroczy, Jacques Mieses, David Janowski y Milan Vidmar. En total, no superaban los 20.
¿Cuál es la élite de hoy? Si hacemos un cálculo rápido, debe haber por el orden de los 200 jugadores entre 2800 y 2.500 de Elo. Al momento de escribir esta artículo se juega en Ucrania, al más alto nivel, un match entre el número 29 del escalafón mundial (Nigel Short) y el 83 (Zahar Efimenko).

Internet y programas.
Sin lugar a dudas, uno de los deportes que más se ha visto beneficiado por el internet es el ajedrez. Hoy tenemos información, bases de datos, programas que juegan a mejor nivel que los ajedrecistas de carne y hueso, miles de páginas sobre el tema y clubes virtuales de ajedrez. En estos últimos, sin moverse de su casa, el jugador puede jugar por todo el mundo. ¿Cuándo se hubiera pensado esto en el pasado? Lo más parecido fueron los matches radiales, el más famoso fue entre la URSS y el resto del mundo.

Aplazamientos.
Una de las consecuencias de la existencia de los computadores en el ajedrez, pienso yo, es que la modalidad de aplazar partidas, que tanto se usó en el pasado, ha quedado en desuso. Si ya sabemos que hay programas que pueden analizar mejor una posición, ¿qué objeto tiene el aplazamiento? ¿Que los computadores hagan la tarea de los jugadores? Y otro tanto debe haber pasado con el ajedrez por correspondencia, otra víctima de la modernidad.

Las distancias.
En una biografía de Capablanca, del cubano Jorge Daubar nos cuenta que cuando aquél salió a jugar un torneo en Moscú tuvo que viajar con dos meses de anticipación. Claro que el tipo hizo sus paradas en Berlín y Paris, para dar simultáneas y ayudarse a financiar su viaje.
Hoy el gran maestro viaja de Madrid a Moscú en unas 20 horas.

Pasado o presente, el ajedrez nunca ha tenido tanto futuro como hoy.

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