miércoles, 25 de agosto de 2010

Alekhine contra Trotsky, partida decisiva


El año pasado publiqué esta página en www.ajedrez32.com, con algunas modificaciones. El episodio que se narra deja en alto el nombre de Alekine, un hombre que vivió exclusivamente para el ajedrez. Y deja también en alto a Trotsky, que no obró como un comisario cualquiera. La revolución de octubre dejó a Alekhine sin patria, pero él adoptó el ajedrez; un reino donde los reyes también suelen morir, y donde las damas son las piezas más poderosas y decisivas, como ha sido siempre.

Pues bien, como todos los nobles rusos, al momento de la revolución, Alekhine trató de huir. Pero fue capturado en Odessa, encarcelado y amenazado con la pena de muerte. Trotsky, el comisario del pueblo, lo visitó en su celda y le pidió que jugara una partida con él.

"Nos sentamos frente a frente –cuenta Alekhine– y nos dispusimos a comenzar la partida. Le pregunté si deseaba jugar con blancas o negras. Me hizo un gesto que interpreté como que lo dejaba a mi elección. Me decidí por las blancas y empezamos la partida más emocionante que he jugado en mi vida. No es que yo hubiera estado un solo momento en peligro durante el juego, pero sentía la certeza de que de su resultado dependía mi salvación.

“No sabía, sin embargo, si debía ganar o dejarme batir, e hice durante algún tiempo, a propósito, jugadas débiles, para dar a mi adversario alguna probabilidad de victoria. Trotsky levantó una vez los ojos, me echó una mirada fugaz, penetrante, indagadora, continuando después el juego sin decir palabra. Aquella mirada me hizo comprender y, sobre todo, me dejó en la duda de si Trotsky había descubierto mi táctica. Entonces decidí reconstruir la posición jugando como solía hacerlo en otros ambientes. Momentos antes del mate, Trotsky abandonó. Me hizo una ligera inclinación de cabeza y se marchó acompañado de los guardianes.

“A la mañana siguiente me fue remitido a mi celda un documento con la firma del Comisario del Pueblo: estaba libre y podía abandonar inmediatamente Rusia. Ésta ha sido la partida más difícil de mi vida y así pude salir del infierno rojo."
Con la revolución, Alekhine perdió toda su fortuna, que incluía propiedades y fábricas de confecciones. Y después, según él, La Segunda Guerra le quitó lo que le quedaba. Pero el ajedrez lo acogió para siempre.

Me he basado en una nota tomada de "El Observador", Palma de Mallorca, del 10 de febrero de 1942.

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