martes, 24 de agosto de 2010

La isla bajo el mar, de Isabel Allende

Es la historia de Zarité Sedella, esclava nacida en tierra americana, de madre guineana. A la edad de nueve años, Zarité es vendida al francés Valmorain, dueño de una plantación de caña de azúcar en Saint Domingue. Aunque ella ha deseado ardientemente su libertad y ha intentado escapar varias veces, debe conformarse un largo tiempo con llevar una existencia relativamente tranquila; si se puede hablar de tranquilidad en un medio donde a toda hora se presentan sublevaciones, los amos abusan de “sus” esclavos de la manera más infame; y corren ríos de sangre de lado y lado.

Desde antes de alcanzar la adolescencia, Zarité ya tiene la capacidad para llevar con esmero la casa del grand blanc. La mujer de éste, que ha comenzado el matrimonio padeciendo trastornos mentales, enloquece de remate al nacer su hijo. Zarité es la encargada de la casa, de la loca y del niño, amén de todos los oficios domésticos y el cuidado de los hijos que ella tiene con el amo.

Valmorain ha dejado sus comodidades de Paris y se ha visto obligado a hacerse cargo de la plantación de su padre, muerto hace poco a causa de la “enfermedad española”, como se denominaba en aquella época la sífilis. Hace unos años llegó a la isla con el propósito de pasar una temporada, pero las obligaciones de su trabajo lo absorben de tal manera que no puede volver a Francia sino después de viejo, y eso por una temporada breve.

Aunque el francés no es un esclavista convencido, lo considera un mal necesario sin el cual no se puede manejar su plantación de caña de azúcar. Además de ponerse en la tarea de mejorar todo lo relativo a la plantación, Valmorain se esmera en darles un buen trato a los esclavos. Pero deja en libertad a su capataz, Prosper Combray, para que obre según su criterio negrero. Valmorain no cree en las fórmulas de su capataz, pero no tiene otra alternativa.

Mientras Zarité madura y llega a la edad adulta, en la isla ocurren todo tipo de sucesos. No ha dejado uno de sorprenderse, cuando sucede otra cosa peor. Las continuas y justificadas sublevaciones de los esclavos hacen el ambiente difícil e incierto para la explotación de las haciendas. Y los grandes blancos exacerbados cometen toda clase de crímenes. Hasta que la situación se torna invivible. Bien informada por otros esclavos de la inminente toma de la plantación, una noche Zarité salva a Valmorain de una muerte segura, con la condición de que les restituya su anhelada libertad, a ella y su niña. Valmorain ha regalado al otro niño; preventivamente, como si fuera un secreto que los amos abusaban y preñaban a las esclavas.

En este punto de la narración termina la primera parte del libro, que está dividido en dos partes:
1. Saint Domingue, 1770 - 1793
2. Luisiana, 1793 - 1810

Saint Domingue, es el territorio conocido como “La Española” durante la época de la Conquista, hoy conformado por Haití y República Dominicana. Y Lousiana era territorio francés, por aquellos días vendido por Napoleón a los Estados Unidos, para financiar sus campañas.

En vista de que en Saint Domingue la sublevación de los negros prácticamente había desterrado a los blancos de la isla, Valmorain debe partir para Luisiana. Entre otras cosas, la emancipación de los negros haitianos sentó un precedente para la terminación del comercio de esclavos. Haití fue la segunda colonia que se independizó en América, después de Estados Unidos.

En Luisiana, finalmente, Zarité logra su tan ansiada libertad.

A pesar de su condición de esclava y amante obligada del patrón, Zarité no está sola en la vida. Tiene amistades como Violette, mulata encantadora que vende bien sus encantos; Loula, auxiliar de Violette, que controla los ímpetus que desata aquella entre los hombres, trastornados con sus provocativas curvas. Y Tante Rose, doctora en hierbas y sabia consejera en los momentos difíciles. Y también tiene sus amores; inicialmente en Saint Domingue, con Gambo, un joven esclavo, senegalés, que desde que se baja del barco y es vendido sólo está pensando en su libertad y el regreso a su patria. Es su amor de juventud. Después en Luisiana, Zacharie, un negro hermoso, que desvela a blancas y negras, con el que Zarité establece una buena relación y tiene otros hijos.

La historia de Zarité es la historia del valor de una mujer, como seguramente hubo muchas en aquellos tiempos, que no se rinde ante nada, a pesar de todas las trampas que le pone el destino; y ese es su gran valor. Valmorain, en cambio, con todas sus riquezas, es quizás más esclavo que Zarité. Es un esclavo de su nueva esposa, esclavo de sus esclavos y enemigo de sus hijos.

Por último, ¿por qué el título? Parece que el cielo en algunas religiones africanas se representa como una isla bajo el mar. El de los católicos, como un inmenso teatro donde estaremos diciendo eternamente: ¡Hosanna, hosanna! Y a punto de ahogarnos en babas, en esa monotonía de nunca acabar, viviremos por los siglos de los siglos. Parece más interesante el cielo de los musulmanes. Allí cada hombre tendrá a su disposición 72 vírgenes que no pierden la virginidad por más intenso que sea el trajín al que se sometan.

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