“nada aprende mejor el hombre que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y asimilación; y si los maestros sirven de guías y orientadores, las fuentes perennes del conocimiento están en los libros.”
Y sobre el mismo tema, dijo Alfonso V, el magnánimo, Rey de Aragón:
“Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer”.
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