miércoles, 1 de abril de 2009

El tiempo de la obra de arte.

35. Le dice Rilke al joven poeta Franz Kappus que el tiempo del artista no se mide por el calendario, como el del funcionario y el periodista; ese tiempo tiene su reloj interno, como lo tienen los duelos, el amor y todos los delirios que sufre esta criatura humana.

“Ahí no cabe medir por el tiempo. Un año no tiene valor y diez años nada son. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, pero permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. A pesar de todo, el verano llega. Pero sólo para quienes sepan tener paciencia, y vivir con ánimo tan tranquilo, sereno, anchuroso, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Esto lo aprendo yo cada día. Lo aprendo entre sufrimientos, a los que, por ello, quedo agradecido. ¡La paciencia lo es todo!”

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